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No se permite la selección, es completamente gratuito y los niños comienzan la enseñanza escolar a los 7 años. Ésas son sólo tres de las características del sistema educacional en Finlandia, país en el que el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, se encuentra de visita estos días como parte de una gira que tiene como objetivo profundizar en su educación y que incluye también Francia.
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Efectivamente en el sistema escolar finlandés los establecimientos educacionales no pueden solicitar a los postulantes antecedentes socioeconómicos de su familia ni preguntarles la profesión u oficio de sus padres. “Los colegios no pueden bajo ningún motivo seleccionar y los niños van en general al colegio más cercano. Los padres noo tienen mucho que pensar respecto a dónde ponerlos porque son todos los colegios excelentes”, dice a Publimetro María Leonor Varas, investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, quien ha participado en varios proyectos desarrollados entre nuestro país y Finlandia.
La académica explica que la educación escolar y universitaria es completamente gratuita. Mientras los colegios son municipales, las universidades son estatales. Además, la formación escolar comienza en general a los 7 años, debido a que para ingresar a primer grado tienen que cumplir esa edad el año de ingreso y el año académico parte en septiembre.
Los principios de la malla curricular no están orientados a desarrollar la competencia entre los niños, si no que en potenciar sus habilidades en base a sus necesidades. Es por ello que se busca despertar en los niños la capacidad de análisis, la curiosidad y el interés. En esa línea los profesores finlandeses no se ponen notas hasta quinto grado. “Ellos evalúan poco. Tienen pruebas estandarizadas por ciclo, pero esas pruebas el ministerio las entregan a los profesores y esa información es para los profesores. No se reporta, no es pública. Es información que le sirve al profesor para generar sus propias estrategias de trabajo”, comenta María Leonor Varas.
“No hay competencia entre los niños, por lo menos en la básica. Son bien colaboradores entre ellos. Los niños se ayudan unos a otros y trabajan en equipo. Además trabajan mucho en resolver problemas y en pensar. Es como si PISA cuando nació hubiera estado hecha a la medida de ellos, porque ellos trabajan así: mucho análisis y comprensión”, agrega la investigadora.
Profesores: la elite finlandesa
En este país europeo sólo el 10% de quienes postulan a Pedagogía logra efectivamente ingresar, según información de la embajada finlandesa. La carrera es una de las más prestigiosas del país y la formación está a cargo de las Escuelas Normales, las que forman parte de las propias universidades. “La sociedad entera le da gran valor a la educación. (…) El convertirse en profesor quiere decir que fuiste uno de los mejores de tu generación. Es haberle ganado a mucha gente y es la profesión más prestigiosa, respetada y valorada”, enfatiza Varas, quien explica también que hay un factor cultural asociado: “Los finlandeses me contaban que esto es así por motivos culturales. Desde hace mucho tiempo que las personas que enseñaban a leer eran muy valoradas socialmente”, dice la académica.
Los profesores, además de pasar por un proceso de selección altamente riguroso, necesitan un magíster para poder ejercer y tienen una calidad de vida que destaca de la de otras profesiones. “No sólo fueron los más destacados del sistema, después tienen que tener un magíster. Son profesionales muy destacados y con una ética muy grande. Es por eso mismo que se les permite una gran autonomía. Por ejemplo, ellos eligen las lecturas de sus alumnos. No las determina ni el ministerio ni ningún organismo”, cuenta María Leonor Varas.
Son 20 las horas presenciales que tienen que trabajar en la escuela. El resto del tiempo pueden preparar clases en sus casa o agenda las reuniones que requiera su trabajo. “Eso también es parte de su autonomía”, explica la académica del CIAE.