Las lagunas sísmicas que amenazan la zona norte del país con un gran terremoto

El director de Sismología de la U. de Chile, Sergio Barrientos, explica el fenómeno e identifica posibles zonas en el norte del país donde no ha habido actividad sísmica de consideración en casi 130 años.

VIDEO Registro muestra el momento exacto del sismo 8.4 en Combarbalá

Los expertos en sismología definen una laguna sísmica como una determinada región en la cual no ocurre un sismo importante durante un periodo de años bastante prolongado.

En un país como Chile, en que ocurre actividad sísmica por el contacto de la placa de Nazca y la placa Sudamericana, la placa de Nazca está intentando desplazarse por debajo de la placa Sudamericana, pero traba en el contacto. Entonces, si uno observa la fosa entre ambas placas, que se encuentra a unos 100 kilómetros de la costa hacia el oeste, y mide la distancia entre las dos placas, ésta se mantiene, a no ser que haya un terremoto. Así lo explica Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile.

Entonces, durante el tiempo que transcurre sin que haya un terremoto ambas placas se deforman y acumulan una determinada energía. “Esa es la situación que ocurre en Chile. Esto es lo que facilita la ocurrencia de terremotos con diferente periodicidad dependiendo de cuanta energía se acumule y en general se habla de un terremoto importante en cada lugar entre 70, 100 y 150 años”, indica el doctor en Sismología de la Universidad de California.

Barrientos agrega que “si eso lo extrapolas a otros lugares, por ejemplo en el norte de Chile, antes de la existencia del terremoto de Iquique de 2014, desde 1877 que no había un gran terremoto, desde Arica hasta la península de Mejillones. Entonces, ocurren los terremotos de 2007 en Tocopilla y el de 2014 en Iquique. Sin embargo no ha ocurrido ningún terremoto, o la placa no se ha desplazado, desde Pisagua hacia el norte, hasta la ciudad de Ilo (en el sureste peruano), desde 1877, por lo que se habla de una brecha sísmica o una laguna sísmica, por que han transcurrido cerca de 130 años”.

“El lugar que queda por desplazarse, o el terremoto equivalente que podría ocurrir en esa región sería equivalente a un terremoto de magnitud 8,2º, debido a la zona que está comprometida”, acota Barrientos.

Para determinar si existen otras zonas que representen lagunas sísmicas, como el caso del terremoto de Arica de 1868, Barrientos señala que es necesario “entender lo que sucedió durante los últimos ciclos sísmicos, es decir cuánto es el desplazamiento residual que permanece y que no se libera totalmente, para lo que es necesario esperar varios ciclos para conocer de qué manera responde la placa, porque estas son las primeras imágenes de desplazamiento que tenemos desde hace veinte años, y como han habido pocos terremotos importantes y todavía no hay ciclos completos, no sabemos qué es lo que pasa de un ciclo al otro”.

El experto explica que es muy difícil determinar con exactitud cuáles son los ciclos sísmicos porque no hay antecedentes exactos de registro de los primeros terremotos, por lo que hay que esperar que se cumplan nuevos ciclos para poder determinar futuros comportamientos de la tierra.

Sin embargo, no se puede descartar que otra región que podría corresponder a una zona de laguna sísmica es la de Copiapó, producto del terremoto de 1922. “Ahí ocurrió un desplazamiento muy grande con una magnitud del terremoto de 8,5º y dependiendo como haya sido la última ruptura y la variación del desplazamiento y como será la posterior, la que ocurrirá actualmente, uno podría hacer predicciones en el futuro”, explica Barrientos.

Para otras zonas del país, Barrientos señala que “la zona de ruptura del terremoto del 16 de septiembre de 2015 llegó a los Vilos. Más al sur ocurrió un terremoto en 1971 y en 1985, ambos no corresponden a la misma parte, junto al terremoto de La Ligua de 1965, uno podría considerar que esas zonas han sido cubiertas. Lo mismo con Pichilemu hacia el sur con el terremoto de 2010 y más hacia el sur con el terremoto de 1960, por lo que terremotos grandes hacia el sur es probable que no ocurran.

El director de Sismología del Instituto Geofísico de Perú, Hernando Tavera, señala que entre los especialistas hay acuerdo en que “en el borde costero occidental de Ameríca del Sur es notoria la presencia de esta laguna sísmica, que involucra desde el codo de Arica hasta Antofagasta. Lo curiosos a la fecha es que con el sismo de Iquique de 2014, que fue justo en el extremo norte de esta zona, y el terremoto de la semana pasada ocurrió en el extremo sur de esta zona”, por lo que Tavera explica que en la zona centro de estos dos puntos “aún hay una importante fuente de energía concentrada que tiene que liberarse en algún minuto”.

Tavera destaca que “el evento de 1877 alcanzó magnitudes cercanas a los nueve puntos y luego de estos dos eventos superiores a los ocho puntos (el de Iquique en 2014 y el de Illapel de 2015), resta saber cuál es la cantidad de energía que resta por liberarse y eso va permitir estimar la magnitud del evento”. Sin embargo, el experto peruano concluye que por “el área que uno identifica que aún no ha liberado energía es probable que tenga una magnitud cercana a los 8,5º”.

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