Piñera a cinco años del rescate de los 33: “Hay momentos que nunca voy a olvidar"

El próximo miércoles 5 de agosto se cumplen cinco años del derrumbe de la mina San José y ese día el ex Presidente Sebastián Piñera estará en Copiapó para conmemorar la tragedia que, según revela a Publimetro, recuerda con “mucha angustia, mucho dolor”, pero también con “mucha emoción y alegría” por lo que significó para el país el rescate.

¿Cómo recuerda el momento en que le dieron a conocer la noticia del derrumbe de la mina y que había 33 personas atrapadas?

-Estamos a pocos días del quinto aniversario del accidente de la mina San José, que ocurrió un 5 de agosto de 201 y lo voy a recordar siempre. Cuando llegué a la mina el panorama era desolador, era un derrumbe gigantesco, más de 800 mil toneladas de roca se habían derrumbado, no sabíamos si los mineros se habían muerto o estaban vivos o donde estaban, pero lo que sí sabíamos era que si estaban vivos tenían muchos problemas, porque no sabíamos si había suficiente agua, oxígeno, medicamentos.

Usted pospuso su agenda para regresar al país y monitorear la tragedia en el lugar.

-Quise reunirme con los familiares que habían llegado al campamento y la situación era muy dramática. Recuerdo sus rostros de temor, angustia, dolor y duda y por tanto sentí que el único compromiso honesto que podía hacer con los familiares de los mineros atrapados era decirles que los íbamos a buscar como si fueran nuestros propios hijos, que íbamos a hacer lo humanamente posible, que íbamos a golpear todas las puertas y pedir todas las ayudas. Pero por alguna razón yo tenía una convicción muy fuerte de que no sólo mi deber era hacer todo lo posible para encontrar y rescatar a los mineros, sino que también tenía la fe y la esperanza de rescatarlos vivos y sanos.

Ha dicho que lo que ocurrió en la mina San José fue una prueba para el país, ¿fue una prueba para usted también?

-Sin duda que sí, siempre pensamos que era muy difícil, que las dificultades eran enormes y sin perjuicio de rezar, porque estaba en las manos de Dios, nuestra responsabilidad era hacer todo lo que estuviera a nuestro alcance.
Hay que reconocer los mineros fueron heroicos en las profundidades de la mina, los familiares fueron heroicos en el campamentos esperanza, los rescatistas se entregaron por entero para hacer lo humanamente posible, pero parte del Gobierno siempre hubo un compromiso, una fe, una voluntad inquebrantable y ese era mi deber como Presidente de Chile.

Hubo mucha incertidumbre mientras se realizaban las tareas de búsqueda. ¿Dudaron alguna vez en lo que estaban haciendo?

-Esos 17 días nunca los vamos a olvidar. Los expertos estimaban que las posibilidades de encontrarlos con vida eran prácticamente nulas, pero yo sentía que mi deber y mi responsabilidad como Presidente de Chile era cumplir este compromiso que habíamos adquirido de hacer lo humanamente posible.
Sin perjuicio de conocer todas las dificultades, sentía que mi deber como Presidente era mantener la fe en alto, mantener de pie la esperanza, no mostrar flaqueza, ni debilidad y hacer lo humanamente posible, porque siempre rondaba en nuestras cabezas la urgencia, porque teníamos que llegar a tiempo.
Golpeamos todas las puertas pedimos toda la ayuda, hicimos lo humanamente posible durante esos 17 días en que no sabíamos si los mineros estaban vivos o muertos.

Buscar a los mineros fue una parte de la tarea, ¿hubo incertidumbre en la forma cómo iban a rescatarlos?

-Mientras los buscábamos nos hacíamos preguntas, qué pasa si no los encontramos, qué pasa si seguimos perforando la roca y no los encontramos, qué pasa si los encontramos y están muertos y también decíamos bueno, tenemos que prepararnos porque si no los encontramos no es el fin.

Todos recordamos el papel de los mineros confirmando que estaban con vida y la emoción de ese momento pero estar ahí es muy diferente, ¿que recuerda de ese momento?

-Llegamos a donde estaban los familiares y ellos supieron de inmediato lo que había pasado, porque vieron nuestros rostros, nuestras expresiones. Recuerdo que con María Segovia nos dimos un abrazo muy emotivo y subimos de las manos a una pequeña colina donde estaban las 33 banderas, que se pudieron haber transformado en 33 cruces y arriba en forma muy espontánea cantamos la canción nacional, es un momento que yo recuerdo con mucha emoción y mucha gratitud, pero no olvido tampoco los periodos de angustia dolor e incertidumbre.

¿Cómo fue verlos emerger después de tantos días de trabajo?  

-Aquí hay momentos que uno nunca va a olvidar, recuerdos maravillosos y también emociones que son muy difíciles de expresar en palabras. Por de pronto, el momento del accidente mismo, esos 17 días de búsqueda angustiosa la alegría infinita, enorme cuando los encontramos.
Mucha gente creía que esta era una misión imposible y mucha gente lo dijo públicamente, y el momento cuando 70 intentos fallidos los encontramos es un momento único que vamos a recordar para siempre todos los chilenos.
Lo importante fue que yo siento que cuando dios nos puso a prueba, los chilenos supimos demostrar nuestro temple, nuestra fe, nuestra unidad,  fue capaz literalmente no de mover montañas, sino que de penetrar montañas literalmente.

Y el momento del rescate, ¿por qué decide que fuera transmitido en directo?

-Esa noche llegamos allá con mi mujer y habían estructurado un sistema por el cual cubrían el lugar donde se iba a producir el rescate y la transmisión que iban a hacer era en diferido y con una cámara oficial y además no iban a transmitir lo del fondo de la mina. Yo dije porque, si hemos hecho todo de forma transparente, hemos hecho lo humanamente posible, ahora queremos compartir con el mundo esta etapa final del rescate y si hay problemas, es parte de la verdad, así como presidente tomé la decisión de que todas las cámaras pudieran tener acceso a lo que estaba ocurriendo con el rescate.

¿Con qué se queda de toda esta experiencia?

-Siempre me preguntó por qué tuvo tanto impacto, ese año hubo muchos accidentes mineros y casi todos terminaron con todos los mineros muertos tal vez el mundo y Chile necesitaban buenas noticias, de que esto que iniciaba con una tragedia, en base al corage, la fe y el liderazgo, terminaba como una bendición.
Lo importante fue que yo siento es que cuando Dios nos puso a prueba, los chilenos supimos demostrar nuestro temple, nuestra fe, nuestra unidad,  fue capaz literalmente no de mover montañas, sino que de penetrar montañas literalmente. 

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