Así vivieron el ataque a "Charlie Hebdo" en la redacción de Publimetro en Francia

Pocos minutos antes del mediodía, tuits noticiosos comenzaron a inundar mis cuentas de redes sociales. “Ataque al Charlie Hebdo”, “Disparos dentro del edificio del Charlie Hebdo”. Aquí, en las oficinas de Publimetro París, de inmediato sintonizamos los canales de noticias para ver qué estaba pasando. No podíamos creer lo que veíamos: al menos diez personas muertas. Diez. Personas. Muertas.

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Nos miramos; por un momento, nuestra expresión era de aturdimiento. De alguna forma, esperábamos que la noticia fuera falsa. Durante la siguiente media hora, más fuentes confirmaban que, efectivamente, había víctimas fatales. Videos y fotos de la escena aparecían en las redes sociales. Un colega nos llamó para que fuéramos a su escritorio; quería mostrarnos un video que, supuestamente, habían filmado cerca de Charlie Hebdo: las imágenes, espeluznantes, mostraban a un policía siendo asesinado de un tiro en la cabeza mientras estaba tirado en el suelo. Publimetro París decidió no publicarlo por choqueante. Yo temblaba.

Mandamos reporteros al lugar, y algunos periodistas se quedaron en la oficina atentos a las redes sociales y a la televisión, a nuevas informaciones que aparecieran de esta masacre sin precedentes. En Twitter, la gente acostumbra a reaccionar, pero en todos los tuits que pude leer se percibía un estado de shock. Era como si estuviéramos en una pesadilla.

Cuando el presidente François Hollande llegó al lugar de los hechos, menos de una hora después, ya teníamos la confirmación desde el Departamento del Ministerio Público: no eran 10 sino que 12 las personas que habían sido asesinadas. 8 periodistas, como todos los que estábamos en la oficina. Todos contenían sus lágrimas, mientras recibíamos llamados de nuestros amigos y familiares. Incluso mis familiares que viven en el extranjero me mandaron correos y mensajes; estaban recién despertando y ya sabían de la tragedia. Querían saber si estaba bien. También conocimos los nombres de las víctimas, famosas personalidades que llevaban mucho tiempo en la revista. Primero Cabu, después Charb y Tignous. Finalmente Wolinski, cuyos libros he visto en los estantes de mis padres desde que tengo memoria.

Junto al pensamiento angustioso de las familias que perdieron a un ser querido, famoso o no, tengo la predicción dolorosa de que esta noticia puede desencadenar un terrible odio hacia una comunidad, cuando todo lo que nosotros necesitamos en este momento de oscuridad, es solidaridad y unidad.

Alrededor de las 13:00 horas, la policía llegó a la entrada del edificio de Publimetro. Por Twitter, periodistas de los diarios y casa de publicaciones más grandes de París decían lo mismo. No estábamos bajo amenaza, no somos un diario satírico, pero era una medida de precaución.

Intentamos por horas tener actualizaciones y reacciones oficiales: Obama, Merkel, Cameron, la Reina, todos los líderes mundiales expresaban su tristeza y apoyo moral. En redes sociales, gente de todo el planeta publicaba el lema “Je sius Charlie Hebdo” (yo soy Charlie Hebdo), para mostrar que este ataque afectó y consternó a cada uno de nosotros.

Más tarde, a las 16:45, todos los periodistas de mi oficina (alrededor de 30) nos pusimos de pie e hicimos un minuto de silencio. Un minuto como tributo a las personas que fueron asesinadas mientras hacían su trabajo. Estamos todos abrumados por la emoción, pero sabemos que necesitamos mantenernos fuertes. Al anochecer, se organizó una reunión pública en la Plaza de la República, cerca del lugar de los hechos, en honor a las víctimas. “Prefiero morir de pie que vivir de rodillas”, dijo Charb en 2012. Pero estas palabras valientes no hacen menos dolorosa la pérdida de estas 12 personas.

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