Mujer que explotó tras atentados: envuelta en el alcohol, drogas y con novia

La vida de la primera mujer que se ha inmolado en Europa estaba envuelta de alcohol, drogas y malas compañías.

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Nacida en los suburbios de París y criada en una familia de acogida, Hasna Aitboulahcen pasó en pocos años de ser una adolescente sin rumbo envuelta en trapicheos con malas compañías a convertirse en una yihadista que murió en el asalto policial a un piso refugio de terroristas en Saint Denis.

¿Dónde está tu novio?”, le gritaba la policía en la madrugada del miércoles, durante la operación lanzada contra el escondrijo terrorista de la periferia norte de París, donde buscaban al supuesto cerebro de los atentados del viernes en París, el belga Abdelhamid Abaaoud. “¡No es mi novio!”, contestó la mujer desde ese apartamento del número 8 de la rue Cormillon, contra el que la policía empleó 5.000 municiones en siete horas de asedio.

Aitboulahcen ya se mostraba como una chiquilla difícil que aplaudía al ver las imágenes de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas. 

Aitboulahcen murió en el asalto, aparentemente al hacer detonar su cinturón explosivo, lo que de confirmarse convertiría a esa chica nacida el 12 de agosto de 1989 en Clichy-la-Garenne, a las afueras de París, en la primera mujer terrorista suicida en Francia.

Su biografía guarda muchas semejanzas con las de bastantes yihadistas con pasaporte francés: nacidos en familias desestructuradas de los suburbios y con adolescencias difíciles, que flirtean con la delincuencia común hasta que les “ilumina” el fanatismo religioso y se convierten en jóvenes al servicio de organizaciones terroristas como el Estado Islámico o Al Qaeda.

Siendo muy pequeña, su familia se mudó a Aulnay-sous-Bois, otro municipio del noreste de París, donde se instalaron en una “cité”, como se conocen en Francia a los barrios difíciles donde el paro y el tráfico de droga son parte del paisaje cotidiano.

Tras el divorcio de sus padres, su madre se quedó en Aulnay, mientras que su padre, un musulmán practicante (ahora de 74 años y afincado en Marruecos), se trasladó al noreste de Francia para trabajar en una planta de PSA Peugeot Citroën en Creutzwald, donde su hija le visitaba de vez en cuando.

Tras una infancia de maltratos, Hasna fue separada de su familia biológica a los 8 años y vivió en una familia de acogida hasta que a los 15 años se fugó. 

Al comienzo de la adolescencia, Aitboulahcen ya se mostraba como una chiquilla difícil que aplaudía al ver las imágenes de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, con 12 años recién cumplidos.

Su entorno de entonces la recuerda como una chica desobediente y alocada, sin modelos educativos en los que fijarse y que pasaba gran parte del tiempo en la calle, fumando porros con otros adolescentes, sin un rumbo claro. Desde que se escapó de casa definitivamente a los 15 años se la veía a menudo ebria de vodka, incluso durante el ramadán, en una época en la que aún no había mostrado un mínimo interés por la religión.

En las fotos de aquellos años aparece con pantalones ajustados, mucho maquillaje, bisutería y sombrero vaquero. Una joven llamada Khemissa ha afirmado en la cadena francesa RTL que eran pareja: ” Me rompe el corazón. No puedo creer que mi novia pudiera hacer eso. Estaba influenciada, era vulnerable frágil. Pasó una época difícil y era pesa fácil para los yihadistas”.

En 2013, aún alejada del islamismo radical, Aitboulahcen figuró como gerente durante siete meses de una empresa inmobiliaria, Beko Construction, que actualmente está en quiebra. “Pronto iré a Siria, si Alá quiere” Su metamorfosis hacia el fanatismo religioso fue paulatina, hasta que hace cerca de un año empezó a llevar chilaba y después velo islámico integral (niqab).

Su radicalización y su implicación en el tráfico de estupefacientes llevaron a los servicios de inteligencia a pinchar su teléfono.

En 2014, en su perfil de Facebook empezaron a aparecer fotos con armas y mensajes en los que glorificaba a la esposa de Amedy Coulibaly, el terrorista que mató a cuatro personas en un supermercado judío del este de París, dos días después del atentado contra la revista ‘Charlie Hebdo’.

“Pronto iré a Siria, si Alá quiere”, escribía en las redes sociales y le decía a sus conocidos, que no la tomaban demasiado en serio. Por esas fechas ya se presentaba como “la prima de Abaaoud” -el presunto planificador de los atentados de París-, si bien podría tratarse de una forma afectuosa de referirse a su amigo.

Su radicalización, su supuesta relación con Abaaoud y, en paralelo, su implicación en el tráfico de estupefacientes, llevaron a los servicios de inteligencia franceses a pinchar su teléfono, según varios medios locales. Así dieron con la pista del apartamento de Saint Denis, donde un centenar de agentes de las fuerzas especiales lanzaron un asalto tan intenso que se ha tardado dos días en recuperar y analizar los restos de los cadáveres de tres yihadistas, que se suman a otras ocho detenciones practicadas en el edificio o los alrededores.

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