Álvaro Miranda: "Congestión y Transporte Público"

La congestión vehicular ha llegado a ser un gran problema para Santiago y ya se manifiesta fuertemente en varias ciudades del país. Entre los factores de mayor relevancia que contribuye a la aparición de este fenómeno se cuenta el mayor uso del automóvil particular, las inversiones destinadas a facilitar el transporte en automóvil por sobre el transporte público y la escasa calidad y seguridad de este último.

Al día de hoy Chile no tiene una Política de Transporte, nadie sabe a ciencia cierta cuál es el norte al que apunta el Estado en materias de transporte, no se puede saber sí será el transporte público el modo estructurante de la movilidad en Santiago o sí se está apostando a un modelo basado en autopistas urbanas y vialidad para el automóvil dejando al transporte público en segundo plano.
Al respecto es necesario hacer notar que los problemas de congestión responden a un desequilibrio entre la oferta vial y de transporte existente respecto de la demanda de vías y viajes. La vialidad siempre será escasa comparada con las necesidades de desplazamiento urbano, este es un problema que tiene solución sólo en la optimización de la infraestructura existente y políticas coherentes.

Como ejemplo tomemos la propuesta para la nueva Autopista Costanera Central que circularía desde Puente Alto a San Joaquín, con una proyección de 23,2 km, una inversión (público + privada) de U$1.705 millones y una proyección de demanda de 3.800 veh/hr por sentido en hora punta. Bajo estas condiciones esta autopista transportaría a 6.080 personas/hr-sentido utilizando un ancho de faja de 22 mts a lo menos, expropiando una alta cantidad de viviendas y generando todos los problemas que una autopista supone para los habitantes que vivan cerca de ella. Sí se piensa en otra alternativa podemos evaluar un tranvía.

En este caso para la misma longitud y trazado el costo sería de U$700 millones, contemplando no sólo la construcción del tranvía, sino que también el mejoramiento del espacio urbano entre líneas de edificación (mobiliario, iluminación, veredas, áreas verdes, plazas, etc), este modo puede transportar hasta 8.000 personas/hr-sentido, requiere sólo 6 mts de ancho de calzada y circula sobre rieles tapados bajo pasto, no divide a la comuna, es eléctrico y no contamina.
Como se puede apreciar, la comparación de dos soluciones al problema de transporte y congestión pueden diferir enormemente, por lo que el sentido común y la experiencia internacional sugieren optar por aquellos proyectos que optimizan los recursos y presentan sostenibilidad en el tiempo. La experiencia de Santiago con las Autopistas Urbanas en este sentido es bastante mala, al día de hoy todas las existentes están congestionadas en horas punta y aun quedan no menos de 25 años de concesión pagando tag. El transporte público es la principal solución a los problemas de congestión y contaminación, pues hace un uso infinitamente más eficiente de los recursos y presenta sostenibilidad en el tiempo. En el ejemplo analizado construir la Costanera Central supone gastar U$1.000 más que un tranvía, condenar a 35 años el pago de tag, ofrecer una infraestructura vial que en 5 o 6 años más estará congestionada en horas punta, desmejorar la calidad de vida de quienes viven cerca de ella y expropiar y sacar de sus hogares a miles de personas. La congestión es un problema que requiere soluciones inteligentes, pero por sobre todo voluntad política y convicciones por sobre intereses.
 

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