Restaurant Don Pepe, la verdadera picada

Este es un local que cumple a cabalidad con el concepto, pues se trata de un bar a la antigua, con parroquianos que asisten desde siempre, donde se puede comer rico y barato, ya sea sandwich o comida tradicional chilena, y donde el único rasgo de modernidad es un televisor gigante de 55 pulgadas para ver “todos” los partidos del mundo junto a un shop heladísimo.

Ubicado en Irarrázaval 3498, a una cuadra de Plaza Ñuñoa, su dueña Irma Palma, asegura que le gusta ese ambiente y que, además, no piensa cambiarlo: “Todos los locales del sector se han empitucado, pero nosotros no. Tenemos este aire bohemio, de bar antiguo, y así pensamos dejarlo. Además a los clientes les gusta esta onda, por eso vienen muchos desde jóvenes y ahora traen hasta sus hijos”.

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Aquí la llevan los pitcher, los shop, y las cervezas en botella, además de tragos en general, con precios módicos. Por ejemplo un Barros Luco con un shop de medio litro cuesta menos de $3800 pesos.

Pero si andas con más hambre, también puedes encontrar desde pan con jamón ($850), hasta Chemilicos ($2100), pasando por toda la carta de platos tradicionales.

Diariamente cambia el menú, lo que asegura que los productos son frescos y los platos un lujo, con opciones como arollado con papas cocidas, porotos con riendas, carne mechada, y así.

Es cosa de preguntarle a don Segundo López Villalobos, quien lleva atendiendo las mesas durante 11 de los 27 años que tiene el bar.

Claro que los sábados la especialidad de la casa es otra. Las empanadas de carne picada y fritas en el mejor aceite que hace con sus propias manos la señora Irma, y que son de una receta tradicional que aprendió allá por Rosario, sus tierras de origen en la VI Región.

“Eso es lo que todos comen aquí los fines de semana, y para el calorcito y refescarse lo juntan con las cervezas que nosotros siempre tenemos guardadas a 3 grados, para que sea un agrado y vuelvan por otra”, remata la dueña del Bar Don Pepe apuntando con las cejas a un par de señores que se tragan en menos de 10 minutos media docena de sus empanadas sentados en las mesas con toldos sobre la vereda de Irarrázabal, porque adentro ya no cabían.

Por algo será…

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