La última de muchas maquetas: así proyecta Azul Azul el estadio de la U.
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Por Álvaro Amar
En general, he tratado de que esta columna esté más orientada a hablar de los aspectos futbolísticos que rodean a la U, más que referirse a las otras aristas que tiene el fútbol como actividad. Pero, es imposible no tocar un tema recurrente en la historia azul, el estadio.
La semana pasada, José Yuraszeck anunció que debido a que aún no se definía el lugar para la construcción, se aplazaba la fecha de comienzo del proyecto que destacó como la máxima prioridad y pilar de la administración de Azul Azul.
La cantidad de páginas que se han escrito en torno a la historia del estadio de la U son demasiadas como para resumirlas en una columna.
Desde la fundación del Club Deportivo, en 1927, han habido varias promesas y proyectos que quedaron en nada. Primero iba a ser en Quinta Normal, luego en Recoleta, luego en donde hoy se emplaza el Parque Araucano. Acá me detengo para comentarles que hace poco, Cristopher Antúnez, reconocido periodista e hincha azul, hizo una muy buena investigación a propósito de la historia del fallido estadio y del destino final de los terrenos. Toda la información recogida, la publicó en su blog, el que los invito a visitar.
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En los 80 se registraría uno más de los capítulos de esta historia. El tristemente célebre Estadio Mecano. En la época del dolar a $39, se compró en Brasil para luego ser traído a Chile y ante la imposibilidad económica de pagar su internación, finalmente fue rematado como lo que era hasta ese momento, un montón de fierro. A estas alturas citar a la Gananga, el sorteo hecho para recaudar fondos para su instalación, suena más a chiste de humor negro que a otra cosa.
Luego vendrían los 90, la llegada de la directiva de René Orozco a la Corfuch y el anuncio con bombos y platillos de la compra de terrenos en Lampa donde se construiría La Ciudad Azul. Con el pasar del tiempo todo quedaba en nada. Lo único que se alcanzó a ver fueron unas canchas de entrenamiento, una piscina y el proyecto moría hasta que los terrenos fueron vendidos para pagar parte de la deuda durante la quiebra. En resumen, una vez más la clásica frase del “sueño de la casa propia” se esfumaba en la cara de todos. La historia de la campaña Tiempo de Hacerse Azul también podría llenar unas cuantas páginas con sus premios no entregados, el millón de dólares en billetes, los 30 autos, en fin.
Me imagino que para todos la llegada de Azul Azul significaba, en gran medida, que ya no iba a ser necesario arrendar una casa, al fin la familia podría decir esto es mío, acá cumplo mis sueños. Se construyó el CDA, una razón más para pensar que esa anhelada fecha (casi tan esperada como el 18 de diciembre de 1994), ya tendría día y hora definida.
Desgraciadamente ese momento aún no llega, sigue siendo parte del imaginario azul. De alguna forma se siente como cuando el padre, que llega a su casa cansado por el trabajo, hace dormir a sus hijos y piensa que en algún momento cumplirá uno de sus propósitos de vida, heredar a su familia algo tangible, un lugar propio donde vivir. En el caso nuestro, un lugar donde vivir el fútbol, nuestro fútbol, el de la Universidad de Chile.
Personalmente, confío en que Azul Azul cumpla su promesa y gran propósito. No confiar sería desconocer la historia. Por qué si se creyó que el Mecano se convertiría en estadio, que la Ciudad Azul sería como cualquier ciudad deportiva de clase mundial, ahora no se podría creer en que efectivamente esta administración de empresarios (que felizmente son realmente hinchas del club) quiera dejar su nombre en la historia de la U.
Quisiera dejar muy claro que no pretendo hacer juicios de valor o aprobar las conductas empresariales anteriores como las de José Yurazeck en el Caso Chispas, por ejemplo.
Si quisiera detenerme en un punto que creo importante respecto de una característica negativa de los principales accionistas, pero que en el caso del estadio de la U puede ser positiva. El común de los empresarios con el poder económico que tienen ellos, se mueven a estas alturas de su vida en gran parte por el ego. Son hinchas del club, lograron poder económico y político, ¿qué les falta? Trascender en el ámbito social. Pasar a la historia con un hito masivo, que con el pasar de los años se va a recordar más que si juntó tres o cinco pesos más que su competidor en el mercado.
Según la directiva la idea está instalada en el directorio. Los problemas ahora no están aparentemente en lo económico, más bien obedecen a razones políticas o incluso técnicas, como los estudios de terreno que han ido descartando posibles locaciones y la oposición para la realización del proyecto que han recibido de parte de algunas municipalidades.
Que una comuna se oponga a la construcción de un recinto deportivo, me parece, al menos un absurdo. ¿Qué pasó? ¿Estamos en el Mundo al Revés? ¿Cómo no va a ser posible hacerle entender a un político, que un estadio va a contribuir con la comuna?
Las comunas que han sido nombradas como candidatas a ser escogidas para edificar el estadio, no cuentan particularmente con lugares de fomento del deporte, de la vida al aire libre, urbanísticamente tampoco han sido las más favorecidas de la historia. Se habla últimamente tanto de la mejora en la educación, que creo que una buena forma de educar también es generando comunidad, de que la gente de una vez por todas entienda que los espacios comunes son algo preciado y los cuide como se debe.
Está el tema de las barras bravas. Eso se ha discutido mil veces y está claro que es algo que con voluntad y también inversión en tecnología se puede erradicar. No me refiero con barras bravas a los bombos, banderas, etc. Eso último es un invento del Gobierno para dar la idea de que algo están haciendo, que por lo demás no ha avanzado en nada, más que causar molestias a la gente que efectivamente quiere ir al estadio y ver el partido.
Ya pues señores de Azul Azul, no está tan difícil. Ese momento de gloria que llevan esperando tantos años, esa foto que quieren poner en el living para que la vean sus nietos, está cerca de concretarse. Hagan uso de esa capacidad de negociación, de lobby, de la reunión-almuerzo con el ex amigo de la universidad que hoy está en la política, que es abogado influyente, el que conoce al amigo del amigo del alcalde, del diputado, ustedes saben como es esto, ya lo han hecho tantas veces. Con la diferencia de que ahora la zanahoria es más atractiva, porque ahora les toca el corazón. De pasada hacen felices a muchos más, parecidos a los miles que trabajan para ustedes día a día, al que le dedican unas palabras en el discurso de fin de año, para irse a la casa con la sensación de ser buenos patrones. Con la gran diferencia de que cuando el preciado día llegue, se van a acostar con una sensación distinta. Esta vez hicieron algo que no sólo los beneficiaba a ustedes, si no que a muchos más.
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