En la época victoriana las madres que deseaban que le tomaran una fotografía a sus hijos debían camuflajearse como sillas, sillones o cortinas para que los niños se estuvieran quietos y pudieran salir bien en las fotos.
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En la época victoriana las madres que deseaban que le tomaran una fotografía a sus hijos debían camuflajearse como sillas, sillones o cortinas para que los niños se estuvieran quietos y pudieran salir bien en las fotos.