Michelle Suárez todavía no se había rebautizado así cuando decidió que había llegado el día de mostrarse como lo que se sentía: una mujer.
PUBLICIDAD
Tenía 16 años y en su pequeña ciudad natal de la costa uruguaya había un consenso tácito: todos sabían que Nelson se sentía mujer aunque se vistiera como hombre, nadie le decía ni preguntaba nada, él no aclaraba y todos contentos.
Pero el día en cuestión, Suárez leyó una frase de Antonio Gramsci que la inspiró: "Sé el protagonista de tu vida y no un mero espectador". Decidió, en ese instante, hacerle caso al filósofo italiano.
La excusa para salir a la calle como mujer era una ida al teatro con amigas en Montevideo, le cuenta a BBC Mundo. En ese entonces vivía con sus padres en Salinas, un balneario a 35 kilómetros de la capital uruguaya donde los residentes permanentes se conocen y saludan todos los días.
Debía caminar sólo 50 metros hasta la parada del ómnibus: "Pensé: ‘Es sólo media cuadra hasta la parada. En cuanto me suba al bus voy a estar bien’. ¡Pero en esa media cuadra me crucé con medio Salinas!"
"Uno hasta se dio vuelta para mirarme y ver si era yo, y se cayó de la bicicleta", recuerda Suárez, quien el 10 de octubre asumió como senadora por el Partido Comunista Uruguayo y se convirtió en la primera legisladora transgénero de la historia del pequeño país sudamericano.
Ese acto de liberación en 1998 la desinhibió por completo. A partir de allí todo sería más sencillo. Y más auténtico.
Suárez ya había hecho historia cuando en 2009 se convirtió en la primera abogada trans de Uruguay, motivo por el cual la entrevistaron medios nacionales e internacionales.