Dicen que el amor puede mover montañas. Y, en el caso del salmón, no se trata solo de una metáfora.
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Según un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Geomorphology, los hábitos sexuales de este pez pueden alterar el perfil de los lechos de los ríos y cambiar así el paisaje montañoso que tienen a su alrededor.
"El salmón pasa la mayor parte de tiempo en el océano y regresa a los ecosistemas de agua dulce para reproducirse", le explicó a la BBC Alexander Fremier, profesor de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, y autor principal de la investigación.
Al regresar al río, "la hembra cava un agujero grande donde deposita sus huevos para que los fertilice el macho". Al hacerlo, la hembra remueve la tierra y las rocas que están en el lecho del río.