El presidente cesado de Cataluña, Carles Puigdemont, sorprendió a muchos al comparecer el martes ante medios de comunicación de todo el mundo desde Bruselas, la capital de la Unión Europea en Bélgica.
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Llegó allí en secreto, sin que ni siquiera altos cargos de su propio partido supieran su paradero, como ellos mismos admitieron.
Y lo hizo solo un día después de que la fiscalía general de España lo acusara de los delitos de sedición, rebelión y malversación, que pueden comportar hasta 30 años de cárcel, por la organización del referéndum del 1 de octubre y la posterior declaración de independencia de Cataluña del viernes 27.
El expresidente catalán, expulsado de su cargo por el gobierno de España en virtud del artículo 155 de la Constitución española, está llamado a declarar este jueves en condición de investigado ante la Audiencia Nacional en Madrid.
Pero en un acto de desafío a las autoridades españolas, Puigdemont se declaró presidente "legítimo" de Cataluña y aseguró que en España no tiene "garantías" de un juicio justo.