La angustiante espera se terminó.
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Rosa María Hernández, la niña indocumentada mexicana con parálisis cerebral detenida por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos desde el 21 de octubre, podrá reunirse finalmente con su familia.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) informó el viernes en Twitter que el gobierno de Estados Unidos había liberado a la menor de 10 años.
En un comunicado citado por la agencia Reuters, el Departamento de Salud EE.UU. dijo que trataba a cada niño "con el mayor cuidado" aunque insistió en que no se pronuncia sobre casos individuales.
Hernández había sido detenida la madrugada del 21 de octubre cuando iba en una ambulancia por la carretera entre Laredo y Corpus Christi, en el sur de Texas.
La menor necesitaba someterse a una cirugía de vesícula biliar de emergencia y viajaba acompañada de su tía, Aurora Cantú, que es ciudadana de EE.UU.
La Patrulla Fronteriza le permitió seguir su camino hacia el Hospital Pediátrico Driscoll de Corpus Christi, pero escoltada por agentes armados.
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Incluso en el hospital pidieron que la puerta de su habitación estuviera abierta "en todo momento" para vigilar a la menor,
Los agentes de migración cumplieron con la detención de Rosa María pese a que cuando viajaba en la ambulancia contaba con un salvoconducto médico.
Cuando Hernández fue dada de alta, pasó a la custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados y las autoridades iniciaron el proceso de su deportación.
El alta médica instruía a que Rosa María estuviera acompañada de uno de sus seres queridos "que estuviera familiarizado con sus necesidades médicas y psicológicas", indicaron los médicos en sus documentos.