El 5 de noviembre de cada año, la efigie de un hombre del siglo XVII aún se quema en hogueras en toda Inglaterra en memoria de la fallida "Conspiración de la pólvora" de 1605.
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Se trata de Guy Fawkes, el nombre que se asocia más fácilmente con ese complot, aunque él no ideó ni dirigió el plan para asesinar a Jacobo I.
¿Por qué entonces sigue siendo señalado como uno de los más grandes villanos de la historia británica más de 400 años después de su muerte?
La respuesta es que fue a él a quien descubrieron merodeando en las bóvedas de la Cámara de los Lores a eso de la medianoche del 4 de noviembre de 1605.
Estaba a apenas unas horas de hacer explotar la piedra fundamental misma del Estado inglés.
Los ocho conspiradores supervivientes asistieron a un juicio espectáculo en Westminster Hall, el mismo lugar que habían planeado volar.
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Sir Everard Digby, que había estado a cargo del levantamiento de Midlands, fue el único que se declaró culpable.
El Fiscal General Sir Edward Coke dirigió el enjuiciamiento de los otros siete, quienes fueron declarados culpables de traición.
Las ejecuciones se llevaron a cabo en público como una advertencia a quienes se atrevieran a contemplar la traición.