Cualquier persona con un smartphone puede trabajar de manera independiente como "espía" en una tienda.
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No es nada ilegal, porque en realidad se trata de ir a ciertos negocios, sacar fotografías de productos y luego enviarlas a una plataforma que reúne esta información y se la hace llegar a compañías como Coca-Cola, Danone, KFC, Philips, L’Oreal, Samsung, o Unilever.
A cambio de la foto, que debe adjuntar los datos de geolocalización del teléfono (a modo de prueba de que es real), el "consumidor secreto" que pasa como un simple cliente buscando algo en un comercio, recibe US$15.
La idea se le ocurrió a Ilker Inanc, un emprendedor turco de 27 años que creó Twentify, una compañía de investigación de marketing que -a través de la aplicación Bounty– obtiene la información de mercado que requiere para sus clientes con menos costos y más rápido que los métodos tradicionales de espionaje usados por las marcas que envían trabajadores a terreno o hacen encuestas.