Confesar un asesinato públicamente y un pasado violento no es algo propio del gobernador de un país, pero a Rodrigo Duterte, el presidente de Filipinas, poco pareció importarle este jueves por la noche, cuando aseguró haber matado a una persona durante su adolescencia.
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Lo dijo sin pena y sin asomo de culpa.
"Cuando era adolescente, entraba y salía de la cárcel y me metía en peleas aquí y allá", dijo el mandatarioen Danang, Vietnam, a donde había viajado para asistir a la XXV cumbre del APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico), durante un incendiario discurso frente a la comunidad filipina local para defender su polémica guerra contra el narcotráfico.
"Con 16 años maté a una persona, de verdad. Hubo una pelea, puñaladas. Eso fue cuando tenía 16 años y sólo por un cruce de mirada. Con más razón ahora, que soy presidente", agregó, provocando una carcajada de su audiencia.
Duterte, de 72 años, despreció las críticas de la ONU a su campaña antidrogas y quiso ilustrar con esta anécdota que no teme ir a la cárcel y que seguirá adelante en su guerra para "matar a todos los traficantes de droga", algo que prometió cuando ganó las elecciones.