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¿Por qué el apellido Godínez se convirtió en una etiqueta para discriminar a algunos oficinistas en México?

No se sabe cómo surgió la idea de usar el apellido Godínez para definir a quienes trabajan en las oficinas. Pero se trata de una subcultura en la que algunos ven discriminación mientras que otros se lo toman a broma.

Godínez es un apellido. Pero en México es también una forma de llamar a las personas que trabajan en oficinas o dependencias gubernamentales.

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Una polémica etiqueta que, sobre todo en redes sociales como Twitter, suele acompañarse de burlas y comentarios ofensivos o discriminatorios.

Lo curioso es que el término se ha generalizado, pues dejó de ser solo un tema de bromas o memes en internet.

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Desde hace un par de años la definición de «Godínez» para hablar de burocracia, trabajadores con bajos sueldos o personas sin expectativas de mejor futuro se encuentra en revistas culturales, programas de radio, televisión y hasta en artículos universitarios.

Para algunos la etiqueta es despectiva. Pero otros creen que se trata de una lúdica y mexicana forma de definir la forma de vida de millones de personas. «Si te pones a pensar todos somos Godínez», le dice a BBC Mundo Javier Torres, quien creó un portal llamado Mundo Godínez.

«Se piensa que es nada más la gente que usa corbata y traje, pero es una forma de trabajo. A lo mejor (en tu empleo) tienes otros horarios, pero no dejas de reportarle a alguien, de tener horas de entrega«.

«Gutierritos», el antecedente

No se sabe cómo surgió la idea de usar el apellido Godínez para definir a quienes trabajan en las oficinas. Pero no es la primera vez que en México se utiliza una etiqueta similar para llamar a los empleados con horario fijo.

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En los años 60, por ejemplo, a los oficinistas se les llamaba «Gutierritos», en referencia a una popular telenovela del mismo nombre. El protagonista era un hombre humillado por su jefe y maltratado por su esposa y sus hijos, y quien a pesar de todo se esforzaba por hacer bien su trabajo.

En el caso de los «Godínez» el origen no es tan claro. Algunos mencionan programas de televisión de los años 80 como la serie «El Chavo del 8», una de las más populares de Latinoamérica.

Uno de los personajes es un estudiante de apellido Godínez, que se caracterizaba por no estudiar y evadir siempre participar en clase.

Otros se refieren a un episodio de la serie animada Los Simpson, que en su traducción al español mexicano identifica a un personaje con ese apellido. Se trata, coincidentemente, de un empleado que no realiza bien su trabajo.

Al final, la definición se popularizó, e incluso existe una especie de prontuario para definir la vida y obra de los «Godínez».

Diccionario «Godínez»

Por ejemplo, puede usarse como sustantivo. Godín es, según la definición más popular, la persona que trabaja en una oficina con una jornada determinada. En México generalmente inicia a las 08:00 y concluye a las 17:00, con una hora para comer.

Algunos incluyen en esta definición a quienes están obligados a soportar malos tratos en su empleo, porque no pueden encontrar uno mejor.

La palabra también puede ser un verbo como Godinear, es decir hacer actividades propias de los Godínez.

Es un amplio espectro que incluye comer en el escritorio mientras se termina algo pendiente en la computadora. También, por ejemplo, tomar una copa con los compañeros de trabajo, pero sin quitarse el gafete de identificación de la empresa. O para quienes usan el verbo de forma despectiva significa un comportamiento rutinario, predecible o aburrido en el trabajo.

Este prontuario incluye adjetivos como la comida Godínez, una dieta que generalmente incluye alimentos comprados en la calle y se consume de pie, en unos minutos.

Godinear se usa como verbo para decir hacer actividades propias de los Godínez. (Foto: Getty/Christopher Robbins)

Pero no necesariamente es comida poco saludable. El portal Mundo Godínez, por ejemplo, convocó a sus seguidores a mostrar sus desayunos en fotos.

Y muchos enviaron imágenes de fruta, jugo o sándwiches caseros.

«Atrocidad Godínez»

¿Qué piensan los oficinistas sobre la forma de llamar a su oficio?

«A mí no me molesta, no sé por qué llamarnos Godínez pero no veo nada malo», le dice a BBC Mundo Sergio Contreras, empleado de un banco en el lujoso barrio de Las Lomas, en Ciudad de México.

«Está padre (bueno) ser parte del Godinato, a veces es divertido«, confiesa Antonio Mendoza, trabajador de una oficina de la Secretaría de Economía.

Pero a Luisa Abigail, secretaria en un despacho de contabilidad en el Centro Histórico de la capital mexicana, el tema le incomoda: «¿Por qué tienen que elegir un nombre para un empleo como cualquier otro? ¿Trabajar en una oficina nos hace distintos?», dice a BBC Mundo.

Quienes usan el verbo de forma despectiva creen que se refiere a un comportamiento rutinario, predecible o aburrido en el trabajo.

Es otra cara de la moneda. Llamar «Godínez» a oficinistas, burócratas y otros asalariados es una etiqueta, coinciden especialistas como Fernando Bermúdez de la Universidad Iberoamericana.

Y a veces es discriminatoria. Por ejemplo, en el portal Medium.com, Andrés Román compara el empleo de oficinista con algo inadecuado. «Todos hemos cometido alguna atrocidad Godínez, lo importante es cuidar que no afecte a nuestra imagen», escribió.

«A veces llevar un sándwich de atún todos los días en la bolsa de Walmart puede ser la razón que no has entendido por la cual no obtuviste la promoción que buscabas».

Aspiración Godínez

Al final, ofensivo o no —muchos oficinistas lo toman a broma— lo cierto es que el eufemismo «Godínez» habla de una condición real de los mexicanos.

«Somos el corazón del PIB, el motor de la economía», dice Torres, aunque ciertamente es una percepción.

El 11,8% de los mexicanos con empleo fijo son oficinistas. (Foto: Getty/sturti)

De los 34 millones de mexicanos con empleo fijo en el país el 11,8% son oficinistas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).

Esto es, técnicamente hay más de cuatro millones de «Godínez» en México. Pero al mismo tiempo el número de trabajadores independientes, sin seguridad social ni derecho a jubilación, es de 13,5 millones de personas.

Así, en un país donde la precariedad laboral está al alza según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y en el que derechos como el servicio médico se ha convertido en un privilegio, ser «Godínez« es una aspiración.

Lo dice la secretaria Laura Abigail. «Ya quisieran muchos tener prestaciones, un aguinaldo (bono anual) aunque sea pequeño en Navidad», insiste, «se burlan, pero nos tienen envidia».

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