Tim Piazza, estudiante de la Universidad Estatal de Pensilvania, fue declarado muerto en la madrugada del 4 de febrero pasado.
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Al igual que otros 13 aspirantes a la fraternidad Beta Theta Pi, el joven de 19 años participaba en un evento de iniciación que incluía ingerir una mezcla de bebidas alcohólicas a un ritmo rápido.
Las autoridades de Estados Unidos anunciaron el lunes pasado que el FBI recuperó un video de vigilancia de la noche de su muerte que, al parecer, fue eliminado intencionalmente.
La grabación mostraba que a Tim le dieron al menos 18 bebidas durante 82 minutos, antes de que cayera de una altura de 4,6 metros por los escalones del sótano de la casa de la fraternidad.
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Sin embargo, pasaron al menos 12 horas antes de que cualquiera de los miembros de Beta Theta Pi llamara a los servicios de emergencia.
Los informes médicos indicaron que tenía una fractura de cráneo y lesiones cerebrales traumáticas irreversibles, su bazo se había roto en varios lugares, lo que provocó una hemorragia interna extensa y un shock hemorrágico.
Ahora 26 miembros de Beta Theta Pi enfrentan cargos relacionados con su muerte que van desde hacer novatadas, algo ilegal en partes de Estados Unidos, hasta homicidio involuntario.
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No es un caso único.
Otros tres estudiantes en diferentes universidades de Estados Unidos han muerto desde el incidente de Tim, dos de ellos en las últimas semanas.
Y es que, en total, se han registrado 70 muertes de estudiantes atribuidas a su participación en fraternidades desde 2000, un número que no incluye a los fallecimientos considerados como "accidentes".
"Las universidades tienden a no ser reguladoras hasta que alguien muere", asegura el periodista de Bloomberg John Hechinger, autor de True Gentleman: The Broken Pledge of America’s Fraternities (Un verdadero caballero: la promesa incumplida de las fraternidades de EE.UU.) una investigación de dos años sobre las fraternidades de Estados Unidos.
"Cada vez tienen más poder, mientras aumentan también las preocupaciones sobre ellas", sostiene en diálogo con la BBC.
Una tradición estadounidense
Las fraternidades de hoy y sus similares tienen su origen en la década de 1820.
Se han convertido en una tradición exclusivamente estadounidense en los campus de todo el país.
Operan con un alto grado de autonomía y los niveles de supervisión son variados.
A medida que su popularidad y membresía han aumentado, las universidades han podido utilizarlas como una forma de atraer a potenciales estudiantes.
Si bien en gran parte se financian de manera independiente a través de donaciones y contribuciones de los estudiantes, las universidades a veces ofrecen subsidios e incentivos, como alquileres baratos en propiedades.
Fundadas en valores conservadores de camaradería y filantropía, disfrutan de una alta representación en profesiones de altos ingresos y en la política.