En 2012, la compañía de John Koning hizo algo sorprendente: decidió que la prioridad número uno de la empresa sería la felicidad de sus empleados.
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La empresa, una firma de informática llamada Incentro, con base en Utrecht (Holanda) solía ofrecer servicios en línea de forma tradicional, con una estructura jerárquica de jefes y empleados.
Tras una recesión en el mercado entre los años 2002 y 2005, la dirección se propuso ser menos ostentosa, pero más divertida. Quería que su oficina fuese un sitio donde gente joven, ambiciosa y con talento deseara trabajar.
Desde ese momento, todo el mundo sería igual a todo el mundo y toda la información sobre el negocio sería compartida.
En vez de la tradicional estructura piramidal, los empleados empezaron a trabajar independientemente en "células funcionales", grupos de 60 personas o menos.
Los grupos organizaban su propio trabajo, formaban parte de las decisiones importantes de la empresa e incluso decidían su propio salario.
En lugar de ser los jefes quienes dictaban el sueldo, cada "célula" o equipo decidía si quería dar a conocer la información sobre los salarios. De ser así, tomaban la decisión sobre cuánto deberían ganar, teniendo en cuenta que todo el mundo conocía la situación financiera de la compañía.
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"Decidimos incluir un único factor para el rendimiento del trabajador y ese fue la felicidad", dice Koning, director del la empresa Incentro Marketing Technology. Haciendo eso, el número de empleados creció de 40 en 2008 a más de 300 a día de hoy en cuatro países diferentes.
El cambio estructural y organizacional de Incentro lo están copiando un número cada vez mayor de empresas. Tanto, que hay un nuevo nicho en el mercado, con consultores que ofrecen inyectar alegría en la oficina.
¿Significa esto que hay un estallido de idealismo en la sala de juntas? No exactamente, pero la investigación sugiere que las caras sonrientes son buenas para las compañías.
La felicidad en el centro
"Hay muchos beneficios en poner la felicidad en el centro del negocio y de la toma de decisiones de la empresa", dice el economista Emmanuel De Neve, un profesor de la Escuela de Negocio de la Universidad de Oxford.
El académico señala un estudio de 2014 que asegura que incrementar la felicidad de los trabajadores los hace entre un 7% y un 12% más productivos.
En otro estudio, los investigadores cogieron la lista anual que hace la revista Fortune de "Las mejores empresas en las que trabajar" y compararon durante un largo tiempo cómo las compañías señaladas se comportaban en la bolsa.
Lo que descubrieron es que estas firmas nombradas como las mejores para trabajar, tenían mejores resultados que las demás y que los inversores subestimaban aspectos intangibles como el bienestar del empleado.
Es una muestra importante de investigación, dice De Neve, porque te enseña que el potencial de aumentar el gasto en beneficios que contribuyan al bienestar del empleado se iguala con el aumento en la productividad y el rendimiento.
Las consultoras que ofrecen subir el estado de ánimo en el lugar de trabajo tienen ante sí un mercado potencialmente grande.
En su último trabajo para el Informe de la Felicidad Mundial de las Naciones Unidas, De Neve comprobó que menos del 20% de la población mundial participaba activamente en su trabajo y otro 20% se sentía desmotivada.
Un estudio británico de 2016 estudió a decenas de miles de personas que anotaron su sensación de bienestar a diferentes horas del día en una aplicación para el celular, elaborando una lista de 39 actividades relacionadas con la felicidad.
De las 39, la remuneración ocupaba el puesto número dos por la cola, solo por encima de estar enfermo en la cama.
Si el dinero no es lo que importa, entonces ¿qué hace que las personas estén tan tristes con su trabajo?
Escuchando a aquellos que han cambiado su carrera profesional y mirando otros estudios, parece que la falta de un propósito u objetivo laboral es lo que más incide en otros aspectos de la vida.
¿Trabajo igual a rutina?
Más de 1.000 personas descontentas con su trabajo se gastaron US$2.570 cada una para participar en un curso de 12 semanas que organiza la empresa Escape the City, una consultoría con base en Londres y Nueva York.
"Los cursos están designados para ayudar a la gente a salir del estancamiento o a empezar un nuevo negocio", dice el cofundador Dominic Jackman.
"Vas a tener que trabajar gran parte de tu vida así que disfrutemos nuestro tiempo en el trabajo y aportemos algo", propone.
Tradicionalmente, los participantes tienen entre 27 y 35 años, la mayoría son mujeres con trabajos en empresas donde se sienten estancadas y sin propósitos, según Jackman. Muchas llegan a estas empresas a través de proyectos externos.
"Trabajas duro. Te pagan bien. Pero el trabajo que haces no te hace sentir vivo, realizado", apunta Jackman.
Con una esperanza de vida cada vez más larga y una edad de jubilación cada vez más alta, la actitud de la gente en el trabajo está cambiando.
Ejercer como trabajador independiente para distintas empresas, hacer el trabajo a distancia como un nómada digital, crear tu propia empresa o desempeñar un rol social con una organización sin ánimo de lucro son los cuatro caminos más buscados por sus clientes, continúa Jackman.
"Se trata de marcar la diferencia para la sociedad, tener un propósito y hacerlo más sostenible. la gente quiere trabajar para una compañía que haga cosas buenas para el mundo", puntualiza.
Pero, y si cambiar de profesión no es una opción, ¿qué hace la gente para traer un poco de luz a su día a día?
Pioneros de la positividad
El salario es lo menos importante en relación con la felicidad en el trabajo comparado con otros asuntos como el equilibro entre la vida laboral y personal o tener compañeros que te apoyan y una función social en el lugar de trabajo, de acuerdo con el análisis de De Neve.
"La variedad en el trabajo, aprender y tener la sensación de autonomía y control sobre lo que estás haciendo también se valora", dice el experto.
Entonces, ¿cuál es el papel de las consultarías?
Para la compañía holandesa Corporate Rebels, que ayudó a Inventor a materializar sus ideas, el enfoque correcto es salir de la vida corporativa para recoger ideas innovadoras que fomenten la felicidad en el trabajo.
Esa era la filosofía de los cofundadores de Coporate, Pim Moree y Joost Minnaar.
De Moree dice que para sus clientes la felicidad es "pasar del beneficio al propósito, de la jerarquía a la red de equipos, de líderes que le dicen a la gente lo que hacer a líderes que te preguntan de qué manera pueden ayudar mejor al equipo, de las reglas la libertad, del secretismo a la transparencia".
En base a lo que aprendieron de los líderes de negocios y emprendedores que pusieron la felicidad de sus empleados en el centro de la empresa, Corporate Rebels sugiere elaborar un libro de gestión abierto donde todo el mundo conozca los detalles operacionales y financieros de la empresa.
Otra idea es trabajar por objetivos, donde no importen las horas que trabajes sino que consigas los resultados.
Estos casos respaldan los datos mencionados por De Neve sobre un vínculo claro entre el bienestar del personal y los resultados financieros.
"El nivel de bienestar del personal tiene que ser medido de forma sistemática y expresado en el reporte anual para los inversores", dice De Neve.
En su opinión esto "mandaría un mensaje claro sobre cómo le va a la compañía y qué le depara en el futuro".
"Hay un argumento filosófico sobre cómo cuidar del bienestar de los empleados es la forma correcta de hacer las cosas pero es que además trae enorme beneficios".