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Cuándo el brazo de Popeye deja de ser símbolo de fuerza y se convierte en algo indeseable

Ironías de la vida, el brazo de Popeye no nos hará más fuertes. Si tenemos la mala suerte de sufrirlo, nuestra potencia muscular irá a menos y ni las espinacas podrán salvarnos de esta.

Si se acuerdan de Popeye el marino, seguramente hay tres cosas que le vienen a la mente: la pipa, su amor por las espinacas y los tremendos brazos que le salían cuando se las tomaba.

El brazo musculado de este dibujo animado que entretuvo a muchas generaciones con sus aventuras para rescatar a Olivia de su ultra enemigo Brutus derivó incluso en un término médico: el "signo Popeye".

Lejos de ser un súper poder que nos otorga una fuerza extraordinaria se trata de lo contrario: una deformación que nos resta potencia muscular.

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Según el diccionario médico Tabers, es un abultamiento del cuerpo del músculo bíceps braquial que resulta de la ruptura del tendón.

En otras palabras, se trata de un desgarramiento parcial o completo de uno de los tendones que une el bíceps con el hombro y el codo. Se manifiesta de forma visible en la región anterior del brazo.

A simple vista, parece como si se estuviera intentando flexionar el músculo bíceps de forma exagerada.

Laura Velasco Matarranz, fisioterapeuta especializada en lesiones deportivas y biomecánica además de investigadora para una entidad asociada a la Universidad Autónoma de Madrid habló con BBC Mundo para explicar el caso.

"El signo de Popeye se produce en las rótulas del bíceps. Se rompe y, como el vientre muscular es grande y potente, el músculo se retrae y por eso visiblemente se aprecia un abultamiento".

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