Parado al lado de la barca con la que acostumbra a ganarse la vida en las tranquilas aguas del Golfo de Fonseca, Santos Martín Ramírez no podría sonar más escéptico.
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"En estos pueblos donde nosotros vivimos preside más la mentira que la verdad", le dice a BBC Mundo el pescador hondureño, de 55 años.
Y sus colegas de Playa Grande -curtidos como él por el sol y la sal- asienten en silencio.
Amapala, el pequeño municipio isleño ubicado en el Golfo de Fonseca, desde el que todos ellos faenan, es tierra de leyendas.
Los hondureños están acostumbrados a oír que Francis Drake escondía sus tesoros aquí, y la isla también presume haber tenido a Albert Einstein como huésped, aunque una investigación de BBC Mundo que será publicada esta semana encontró que ninguna de las dos cosas es cierta.
Sin embargo, el escepticismo evidente en la confesión de Ramírez no tiene que ver con la supuesta visita del físico alemán ni con el pirata inglés, sino con los planes de construir un gigantesco puerto comercial en este olvidado rincón del Pacífico hondureño.