El azote de la violencia que golpea gran parte del Medio Oriente tiene un nuevo escenario principal: la península del Sinaí, en Egipto.
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El ataque ocurrido este viernes en una mezquita de la ciudad de Bir al-Abed, la peor matanza en la historia reciente de Egipto, hizo girar los ojos del mundo hacia una región en la que el Ejército egipcio y diversos grupos insurgentes libran hace años una "guerra" que se ha cobrado miles de vidas.
Los grupos locales adscritos al autodenominado Estado Islámico (EI), a los que se cree responsables de la acción de Bir al-Abed, son el principal enemigo de las fuerzas egipcias en la zona, una de las más deprimidas del país del Nilo.
Aunque la sangre lleva tiempo corriendo en el Sinaí, el editor de la BBC para Medio Oriente, Jeremy Bowen, explica que "este año el ritmo de los ataques de los extremistas violentos se ha incrementado".
Los expertos creen que el reciente agravamiento de la situación está relacionado con la ofensiva militar que ha hecho perder terreno a Estado Islámico en sus dominios centrales.
Bowen asegura que en el Sinaí "se ha estado luchando contra Estado Islámico desde 2015", pero señala que el repunte de los ataques allí "coincide con la destrucción de su califato por la ofensiva militar en Siria e Irak".