Dos señoras que pasan los 70 años amarran con alambres un cartel artesanal a la reja de entrada del círculo infantil (guardería) "Zapaticos de Rosa" en la calle 11 del barrio del Vedado, en la capital cubana.
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El cartel, que antes fue un pedazo de cartón de la caja de una lavadora marca LG, dice en letras de molde coloreadas a crayola roja y en mayúsculas: HOMENAJE A FIDEL.
La imagen muestra a un Castro serio, que empuña una banderita cubana y que mira a lo lejos.
Es una fotografía que las dos señoras han recortado meticulosamente de una de las páginas del periódico Granma, el diario oficial del Partido Comunista, y que debajo deja leer: Fidel es Fidel.
Carteles similares están colgados por todo el vecindario: en cada edificio, en cada columna, en los postes eléctricos, en verjas y en la bodega estatal; pues en la intersección de las calles 11 entre 10 y 12 en el Vedado, habita un antiguo puesto de mando militar de Fidel Castro y una de sus residencias reconocidas.
La idea es invitar al vecindario a participar en un acto conmemorativo organizado por el Consejo de Estado en vísperas del primer aniversario de la muerte de Castro.
365 días después de su deceso, en Cuba poco o casi nada ha cambiado. Pero la vida en este vecindario se volvió diferente.