Nuestros cuerpos hacen milagros para mantenernos vivos. Uno de ellos es desarrollar un mecanismo para detectar y responder a cualquier cosa que nos amenace. Es una sensación poderosa y primitiva con la que todos estamos familiarizados: el miedo.
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La emoción del miedo es un mecanismo vital de supervivencia, diseñado para proteger nuestro cuerpo.
Es la primera línea de defensa contra amenazas potenciales, incluso antes de que hayan atacado.
Lo extraño es que no nacemos con miedo.
Durante los primeros meses de nuestras vidas somos literalmente intrépidos (del latín intrepĭdus: in-no y trepidus -temeroso, nervioso, tembloroso).