Los médicos dijeron que con suerte volvería a caminar.
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Un año después, Zef Eisenberg, el "hombre de titanio" que batió el récord mundial de velocidad en motocicleta con turbina y sobrevivió a un choque cuando iba a 320 km/h, no solo logró caminar.
Volvió a montarse en su moto y a hacerse cargo de sus negocios. Aunque esta vez, con titanio en sus caderas, tobillos, clavícula, hombros y pelvis.
Quizás esa forma de encarar los desafíos fue la misma que hace 10 años le permitió crear MaxiMuscle, un multimillonario negocio de suplementos nutricionales para deportistas.
Este empresario británico de 44 años dice que una de las claves de su carrera ha sido tener "un enfoque realista sobre lo que puede salir mal en los negocios" para anticiparse a los posibles desafíos.
"Creo que por eso sigo siendo exitoso. No porque soy un genio o porque tengo un poder de adivinación telepático, sino porque siempre estoy mirando el lado negativo y el lado positivo de las cosas".
Esa necesidad de "cubrirse las espaldas", cuenta el emprendedor, viene de la inseguridad que sintió cuando sus padres se divorciaron a la edad de siete años, dejando a la familia en serios aprietos económicos.
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Cuando estaba en la secundaria, consiguió varios trabajos de medio tiempo, hasta que abandonó la escuela a los 15 y se fue a trabajar a una tienda de comida saludable, donde le hacían descuentos cuando compraba suplementos alimentarios para desarrollar sus dos pasiones: levantamiento de pesas y fisicoculturismo.
Además, se pasaba horas en la biblioteca tratando de entender la ciencia detrás de la nutrición deportiva, con ganas de descubrir qué era real y qué era simplemente una campaña de marketing.
A los 18 años publicó un libro con los conocimientos que había adquirido y comenzó a venderles suplementos a otros fisicoculturistas.
El negocio de los suplementos alimentarios
Sus productos evolucionaron desde polvos para hacer bebidas, hasta gel comestible y barras de proteínas. El negocio fue creciendo poco a poco al tiempo que proliferaba el interés por el fisicoculturismo, hasta que un día, se le ocurrió llamarlo MaxiMuscle, marcando el punto de partida de una empresa que en poco tiempo se convirtió en una negocio de gran envergadura.
Más tarde se asoció con la firma de inversiones Piper y el negocio continuó creciendo. Confiando en la calidad de lo que estaba vendiendo, Eisenberg tomó la decisión de poner los productos a disposición de la Agencia Mundial de Antidoping para que fuesen examinados, una decisión que le dio credibilidad a la marca.
En 2007 le vendió otra parte de su empresa a Darwin Private Capital y cuatro años después, terminó por vender toda su participación en la compañía.
La farmacéutica GSK le hizo una oferta por US$215 millones que "no pudo rechazar".
El emprendedor se puso a buscar un nuevo negocio. Pensó en poner una cadena de gimnasios, pero se dio cuenta de que le mercado estaba saturado y se concentró en hacer inversiones en el sector inmobiliario, comprando y vendiendo propiedades en Londres y otras ciudades.
En paralelo fundó Maxicorp Autosports, una empresa donde un grupo de ingenieros se dedica a fabricar vehículos de alta velocidad para competir en carreras, apuntando a un nicho de clientes dispuestos a pagar entre US$330.000 y más de US$1 millón.
Y aunque esta empresa no genera ganancias, le permite mantener viva su pasión por las carreras.
Recientemente, GSK puso a la venta MaxiMuscle en un plan de reducción de su portafolio. ¿Y cuál es el nuevo plan de Eisenberg? Intentar comprar la misma empresa que fundó a partir de la venta de suplementos alimentarios cuando apenas tenía 18 años.
Ahora, un año después del accidente que casi le quitó la vida, el empresario hizo un nuevo intento por batir su propio récord mundial de velocidad en motocicleta.
Esta vez no lo logró, pero dijo que seguirá intentándolo.