"Estamos al lado de asesinos", hizo notar, incrédulo, uno de los políticos catalanes presos.
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Pero una vez que asumió que este era su nuevo hogar, decidió ser práctico: consiguió una pelota de baloncesto y se puso a buscar con quién jugar.
Ocho hombres y mujeres que una vez gobernaron a 7 millones de catalanes ahora tienen que pedirles a sus familias que les depositen dinero en tarjetas prepagadas para poder comprar cosas como un paquete de galletas en la tienda de la prisión.
Los ocho están bajo custodia en dos cárceles diferentes.
Mientras que una tercera prisión, cerca de Madrid, también encierra a dos prominentes activistas a favor de la independencia de Cataluña: Jordi Sànchez, de 53 años, y Jordi Cuixart, de 42.
"Los Jordis" -muchos en Cataluña comparten el nombre, que es el del santo patrón de la región- están siendo investigados por sedición, por una protesta que dejó atrapados a un grupo de guardias civiles que llevaban a cabo diligencias judiciales dentro de un edificio de Barcelona en septiembre pasado.