El Mundial de España en 1982 dejó un sinnúmero de recuerdos, desde la derrota de Argentina en el primer partido de Diego Armando Maradona en los mundiales hasta la victoria de Italia sobre Alemania en la final para conquistar su tercera Copa del Mundo.
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Fue un torneo que vio brillar al Brasil de Zico y Sócrates -y su capitulación ante la squadra Azzurra– y fue testigo de momentos que quedaron para la posteridad, como el empate de Honduras ante la anfitriona, la presencia de un jeque kuwaití protestando en el campo o la violenta patada del portero alemán Harald Schumacher a Patrick Battiston, que dejó inconsciente y sin dos dientes al jugador francés.
Pero hay otra imagen que tuvo lugar mucho antes que rodara el balón, la del considerado peor sorteo en la historia de los mundiales.