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Holga, la rudimentaria y limitada cámara china de los 80 que inspiró Instagram

Las cámaras Holga, con su cuerpo y sus lentes de plástico, empezaron a fabricarse en los años 80 para popularizar la fotografía entre los consumidores chinos. Hoy son objeto de culto y su estética inspiró la aplicación de fotografía más popular del planeta, Instagram.

Parece un fotograma de una película oscura y gótica.

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Una figura resplandeciente, vestida con una camisa blanca y parada frente a un atril en una pose propia de un predicador religioso.

Detrás de ella, el cielo parece sacado del Viejo Testamento: las nubes se agolpan como si prometiesen una revelación inminente. Los bordes de la imagen están desenfocados, lo que le da un aire onírico.

Es como si alguien hubiera visto esa imagen en una pesadilla y de alguna manera se las hubiera ingeniado para recrearla en una foto.

La imagen es del exvicepresidente estadounidense Al Gore y fue tomada durante la campaña presidencial del año 2000.

La captó el fotoperiodista David Burnett, que había seguido a Al Gore por buena parte del país. Y mientras la mayoría de sus colegas utilizaban cámaras profesionales tradicionales como Nikon, Canon o Leica, Burnett escogió otro camino.

Su herramienta de trabajo era una "cámara de juguete" con lente de plástico, inventada en China para que los obreros del país asiático pudieran comprarla barata y sacar fotos sin muchas dificultades.

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¿Su nombre? Holga. Ese rectángulo macizo de plástico duro había salido al mercado en 1982, en un momento en que la fotografía amateur en la China comunista estaba en pañales y los rollos de 35 milímetros eran muy difíciles de conseguir.

Nadie por entonces podía anticipar que la tosca Holga se convertiría, décadas más tarde, en inspiración para una de las redes sociales más populares del planeta.

Limitada

El diseño de la Holga había sido pensado para rollos de 120mm, unas seis veces más grandes que los tradicionales 35mm que se usaban en las cámaras más populares en los países de Occidente.

Una de sus curiosidades era que su carrete era tan grande que no se necesitaba hacer copias, sino simplemente revelar un "contacto": la imagen al mismo tamaño que está en el negativo.

Sin embargo, la Holga no comenzó bien su camino.

Cuando fue lanzada como marca, en Europa y Estados Unidos el mercado estaba inundado de cámaras funcionales, modernas y sofisticadas, que superaban técnicamente a la novedad china.

La capacidad de Holga era rudimentaria, casi la mínima exigida para tomar una foto estándar.

Y eso significaba que las imágenes que lograba siempre corrían el riesgo de tener alguna deficiencia: la luz se podía filtrar por la caja que contenía el rollo, lo que dejaba un rayón blanco por todo el negativo.

O el mecanismo para hacer correr el film algunas veces se atascaba, lo que producía que algunas imágenes quedaran expuestas encima de otras.

Sin embargo, esas deficiencias comenzaron a llamar la atención de fotógrafos y artistas.

Filtro rojo

Burnett llegó a Holga a través de un libro llamado "Ángeles en el Arno", del fotógrafo estadounidense Eric Lindbloom, quien incluyó en la publicación imágenes tomadas con una cámara similar llamada Diana.

"Entonces descubrí la Holga, que costaba US$20, y compré varias para probar cómo funcionaba", recordó Burnett.

"Me gustaba cómo se veían las fotos. Entonces, en el año 2000, la comencé a llevar junto a mis otras cámaras (no tuve una digital hasta 2003). No era mi cámara principal sino la cuarta o quinta colgada alrededor de mi cuello, sólo la utilizaba para escenas que consideraba apropiadas".

Como aquella imagen de Al Gore.

"Ocurrió en un acto de campaña en Filadelfia (el domingo antes del martes de la votación). Yo tenía un viejo filtro rojo marca Nikon y lo sostuve frente al lente de la Holga", recordó Burnett.

"Y tomé la foto. El resultado no fue utilizado por la revista para la que trabajaba en ese entonces (Newsweek), pero se convirtió en mi foto favorita de todas".

Todo gracias a una rudimentaria cámara china y un viejo filtro.

El año chino

Sin embargo, a pesar de su potencial artístico, el paso de la Holga por el mercado chino fue más bien breve.

El rollo de 35mm se popularizó en el país comunista, lo que aniquiló las cámaras de 120mm.

Entonces, con la idea de buscar nuevos horizontes y clientes, los fabricantes encontraron una salida hacia los mercados occidentales a través de Hong Kong.

Una foto tomada con una cámara Holga, en Vancouver, Canadá.

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