La tensión tomó otra vez Honduras esta semana.
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Tras varios días de calma aparente, los seguidores del candidato opositor Salvador Nasralla salieron nuevamente a las calles y las escenas de violencia, vandalismo y manifestaciones fueron otra vez recurrentes hasta este sábado.
Al menos 16 personas murieron y más de 1.600 fueron detenidas como resultados de las protestas, según datos del Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, una oficina dependiente del gobierno que hizo público el viernes el primer recuento oficial de pérdidas humanas.
Camiones incendiados, comercios saqueados, carreteras tomadas, barricadas en llamas y enfrentamientos con la policía fueron comunes durante los últimos días en el país centroamericano, que vive una crisis política desde las elecciones del pasado 26 de noviembre.
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Y la situación ya está generando importantes pérdidas económicas.
El Consejo de la Empresa Privada anunció el viernes que en el país se han perdido unos 4.000 empleos por la crisis política y que las compañías no prevén contratar nuevos trabajadores por las pocas ventas que se registran en vísperas de la fiestas navideñas.
Según estimaciones empresariales publicadas esta semana, la situación provocó, además, el cierre de gran cantidad de negocios y pérdidas económicas diarias por unos US$50 millones.
La crisis ha ocasionado también un desabastecimiento de combustible en ciertas zonas que "puede extenderse en muy corto plazo a nivel nacional", según advirtió la Asociación Hondureña de Distribuidores de Productos del Petróleo.