Frank Arentz es un adolescente británico de 17 años, en forma y atlético, aficionado al rugby.
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Nada le hacía sospechar ni a él ni a su familia que durante cualquiera de sus habituales partidos y entrenamientos podría haber perdido la vida en el campo.
Hace un año que descubrió que tiene una enfermedad del corazón que le habría podido causar un paro cardiaco en cualquier momento de sobresfuerzo.
Fue por casualidad, tras un chequeo voluntario de salud, cuando la organización británica sin ánimo de lucro Cardial Risk in The Young visitó su colegio.
Esta organización quiere concientizar a la juventud sobre las enfermedades de corazón sin detectar.
Ni Frank ni su familia se lo esperaban; de hecho, el joven había jugado un partido el sábado anterior y se aprestaba a disputar otro el mismo día en que fue citado en un hospital para recibir el diagnóstico.
"Ya has jugado tu último partido de rugby"
Su miocardiopatía hipertrófica puso a Frank de repente en una situación de riesgo tan seria que su cardiólogo ni siquiera le permitió jugar un último gran partido de despedida.