Tras 12 años y dos mandatos presidenciales, Ellen Johnson Sirleaf cederá el mando del gobierno de Liberia a quien se imponga en las elecciones de este 26 de diciembre.
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De esta segunda vuelta -retrasada durante mes y medio a causa de las denuncias de fraude de uno de los partidos de la oposición y que el Tribunal Supremo finalmente rechazó- saldrá el nuevo presidente que tomará las riendas de uno de los países más pobres del mundo y con un sistema de salud aún maltrecho tras la devastadora epidemia de ébola de 2014.
Pero en el legado de Sirleaf, al igual que en la compleja historia de este pequeño país de la costa oeste africana fundado por Estados Unidos como colonia para sus antiguos esclavos en el siglo XIX, no todo son sombras.
Entre sus mayores logros, coinciden la mayoría de analistas, está el haber restaurado la paz y mantenido la estabilidad tras más de una década de sangriento conflicto que dejó decenas de miles de muertos y desplazados.
Y la tarea no era fácil.