El cuerpo desnudo de Gertie Jensen -una joven de 31 años que se prostituía ocasionalmente para financiar su adicción a las drogas- fue encontrado en un lote en Gotemburgo, Suecia, con señales de extrema violencia sexual.
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Dos semanas después, en un callejón abandonado de la ciudad de Malmo, apareció el cadáver de Teresa Thorling, una rubia de 26 años con un perfil similar al de Gertie y muerta en circunstancias parecidas.
Fue en los años 80 época en que, como ahora, este tipo de crímenes era extremadamente raro en Suecia, por lo que generaron interés en la prensa local y eso motivó a la policía sueca a investigar y comparar notas entre ambos casos.
Les llamó la atención el arresto en Inglaterra, unos meses más tarde, de Peter Sutcliffe, un camionero acusado de ser el destripador de Yorkshire, culpable de múltiples asesinatos sexuales violentos contra mujeres.
Hubo contactos iniciales para establecer posibles vínculos pero las investigaciones no condujeron a ningún lugar.
En 1981, Sutcliffe fue encontrado culpable y condenado a cadena perpetua en Reino Unido por asesinar a 13 mujeres y atacar a otras siete. En Suecia, mientras tanto, la prensa y el público perdieron interés en el caso de las dos jóvenes suecas y su recuerdo se desvaneció.
Operación oculta
Pero la policía británica en Yorkshire había continuado con una muy poco publicitada investigación de decenas de asesinatos y ataques sexuales irresueltos, y sus posibles conexiones con Peter Sutcliffe llamada Operación Painthall.
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Dos de los crímenes bajo consideración habían ocurrido en Suecia.
En 2016, un detective de la Operación Painthall envió un intrigante correo electrónico a Bo Lundqvist, jefe de la policía de la región sur de Suecia.