"Trump no tiene problemas cognitivos".
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Esto fue lo que afirmó rotundamente el martes Ronny Jackson, médico de la Casa Blanca, después de que el presidente estadounidense se sometiera a un examen cognitivo para evaluar su estado de salud mental.
Aunque Jackson reconoció que, a su juicio, la prueba no era necesaria, la hizo a pedido del propio mandatario que quería utilizar los resultados para disipar los rumores recientes sobre su estado mental.
Estos rumores comenzaron a circular a raíz de la publicación del controvertido libro "Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump", en el que el periodista Michael Wolff relata los primeros meses de Trump en el poder.
Y el mismo mandatario no tardó en reaccionar.
Trump se describió en su cuenta de Twitter como un "genio muy estable", en un claro desafío al libro de Wolff y a la tormenta que ha desatado en Estados Unidos.
- "Soy un genio muy estable": por qué se está cuestionando la salud mental del presidente Donald Trump
El pasado viernes, el mandatario acudió al médico como parte de una visita rutinaria que han practicado los gobernantes de Estados Unidos desde finales del siglo pasado: someterse a un chequeo médico y hacer públicos sus resultados.
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El presidente estadounidense pasó el test conocido como Evaluación Cognitiva de Montreal (o MoCA, por sus siglas en inglés) con una puntuación perfecta: 30 sobre 30.
La prueba neuropsicológica se usa para verificar una posible disfunción cognitiva, pero este ejercicio no permite hacer una evaluación cabal del estado mental del paciente.
¿Quién creó este examen?
El científico que diseñó el examen es Ziad Nasreddine, un inmigrante libanés radicado en Canadá, que cursó parte de sus estudios la Universidad de California, en Estados Unidos.
Nasreddine llegó a Canadá desde Líbano con su madre viuda y tres hermanas en el verano de 1983, para pasar unas vacaciones con su familia extendida. Tenía 15 años.