Era enero de 1961, en plena Guerra Fría, y Estados Unidos estaba por vivir un momento histórico.
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Dwight Eisenhower, quien había liderado a los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, dejaba la presidencia. Y quien lo reemplazaba sería uno de los íconos del siglo XX: John F. Kennedy.
Con una diferencia de apenas tres días entre sí, el veterano Eisenhower y el joven Kennedy dieron dos de los discursos más famosos y recordados de la historia.
El programa Witness, de la BBC, habló con uno de los redactores de discursos del saliente mandatario republicano y con David Eisenhower -nieto de "Ike", como era conocido- sobre la relevancia de ambas históricas alocuciones y el contexto en el que fueron pronunciadas.
"(El discurso de despedida de Eisenhower) fue el mejor que dio en toda su vida y yo lo considero uno de los mejores discursos presidenciales de todos los tiempos", afirmó Stephen Hess, el más joven de los tres redactores que trabajaba en esa época para la Casa Blanca.
"El discurso captó inmediatamente la atención de todos debido a una oración que se refería al ‘complejo militar-industrial‘ una frase maravillosa que resultaba llamativa viniendo de un general condecorado con cinco estrellas", resaltó Hess.