Un hígado donado está siendo trasladado de Londres al Hospital Queen Elizabeth en Birmingham, en el norte de Inglaterra.
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Se trataba a contrarreloj. El tiempo es crítico.
"El hígado está siendo privado de oxígeno; cada minuto que pasa, más células hepáticas se están muriendo y los riesgos de que ese hígado no funcione después del trasplante aumentan", señala el cirujano Richard Laing.
El especialista está llevando a cabo uno de los ensayos clínicos que se hacen en el hospital, en los que los doctores usan por primera vez técnicas de vanguardia en humanos para combatir condiciones que suelen ser fatales.
El órgano que está en camino normalmente habría sido rechazado, pues proviene de un donante de mediana edad que murió de un ataque cardíaco fuera del hospital.
Laing espera probar que muchos de los hígados rechazados son, de hecho, viables para trasplantes.