Christy es estadounidense, pero vive en Guatemala. "Me encanta conocer gente nueva de todas las partes del mundo. Me resulta fácil conversar con otras personas. Me fascina la gente y aprender de los demás", asegura.
PUBLICIDAD
Dice también que le gustaría aprender a tocar el ukelele y tomar clases de español. A cambio, se ofrece a enseñar a jugar ultimate frisbee —un deporte sin árbitros que suele practicarse en la playa— y a dar clases de inglés.
Por eso se ha creado un perfil en una red social llamada Karma Tribe. Pero su nivel en la "escalera kármica" todavía es muy bajo. Aún no ha sumado ningún "punto de buena vibra" porque acaba de unirse a la "tribu".
Aunque, de momento, ha recibido un favor por parte de otra usuaria del sitio web que revisó su currículum cuando estaba en plena búsqueda de trabajo.
"Espero que mis observaciones te resultaran útiles y te aportara una perspectiva distinta. ¡Suerte con la búsqueda!", escribió en su perfil Cbaldry78, una "ayudante de la tribu" de Northampton, Reino Unido, especializada en escritura y edición de textos, que se dio de alta hace dos meses.
Puede que este lenguaje resulte extraño a quienes nunca hayan oído hablar de Karma Tribe.
Pero la red social "de buenas personas que se ayudan gratuitamente" ha crecido vertiginosamente en los últimos meses. Y no es la única.
PUBLICIDAD
Menos dinero, más favores
Detrás de Karma Tribe está David Grillot, un físico canadiense de 30 años radicado en Puntarenas, Costa Rica, que espera convertir este proyecto en un movimiento global.