Nunca ha sido numerosa y mucho menos exitosa, pero siempre ha sido muy meritoria la presencia de los atletas latinoamericanos en las Olimpiadas de Invierno desde que se llevó a cabo la primera edición en 1924.
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De hecho, hubo que esperar cuatro años, hasta Saint-Moritz en 1928, para ver las primeras banderas de la región ondear en unos juegos con la participación de dos equipos argentinos y uno mexicano en el bobsleigh.
Y esa fue precisamente la vez que más cerca se estuvo de llegar al podio cuando el equipo Argentina I finalizó en cuarto lugar a solo siete décimas de la medalla de bronce.