La historia de una mujer que no podía tener relaciones sexuales sin sentir dolor y pasó décadas con un diagnóstico erróneo inspiró una obra de teatro que quiere darle esperanza a otras mujeres con disfunciones similares.
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Fue durante un frío invierno, hace un año, cuando la actriz británica Emily Francis escuchó un testimonio en la radio que la conmovió hasta las lágrimas.
"Sentí una tristeza desesperante al escuchar la historia de Callista. Un problema en su vagina le había destruido la vida. Había perdido su pareja, sufría depresión, era algo trágico".
Callista Wilson, una estilista de moda de San Francisco, había estado hablando para el proyecto 100 Mujeres de la BBC sobre su búsqueda de una cura para el insoportable dolor que sentía al tener relaciones sexuales.
Dolor agudo
Cuando Callista trató de usar un tampón por primera vez a los 12 años, experimentó un dolor agudo.
Años después, cuando estaba sentada o haciendo sus tareas diarias, sentía un ardor entre sus piernas. Cuando se tocaba la vagina, el dolor se volvía más intenso, como si se hubiera cortado.