Una voz enfurecida y ahogada que sale de un cuerpo rígido por la impotencia rompe el silencio de una vigilia.
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Lori Alhadeff grita con todas sus fuerzas que mataron a su hija. Que hubiese recibido las balas por ella. Que no es justo que los niños vayan a la escuela y los maten.
Hay miles de personas en el lugar y de repente Alhadeff es la única voz que se oye. Todos la escuchan estupefactos.
La hija de Alhadeff, Alyssa, murió a los 15 años por los disparos del rifle semiautomático de Nikolas Cruz, el joven que en la tarde del miércoles masacró a 17 personase hirió a más de una decena en la escuela secundaria Stoneman Douglas, en Parkland (Florida, EE.UU.).
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Son las tres de la tarde en el parque Pine Trails de Parkland y el sol que quema parece posarse sobre Alhadeff como un reflector de luz sobre un escenario.