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Cómo eran los robots y los cines que ya existían en la antigua Grecia

Máquinas que contaban mitos con imágenes móviles, fuentes con pájaros cantores que se asustaban… sabemos mucho de la filosofía, arte y ciencia de los antiguos griegos pero no tanto de la tecnología. Pero un apasionado ha hecho una labor sin par: recreó 450 máquinas que expone en sus museos en Grecia.

Clitemnestra, la esposa de Agamenón, lo mata poco después de su llegada triunfal de Troya. Orestes, el hijo de ambos, llega a vengar la muerte de su padre y mata a su madre. Pero ahora, él mismo está a punto de convertirse en otra víctima de un asesinato de honor.

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¿Cómo terminará esta historia de venganzas sin final?

Cuando los relatos se complicaba mucho y no parecía haber salida, los antiguos griegos tenían una solución, a la que el filósofo Aristóteles llamó deus ex machina.

Quizás el concepto te sea familiar: así se conoce al artificio literario que introduce un elemento, personaje o fuerza externa que no tiene mucho que ver con la lógica interna de la trama para solucionar el problema.

El deus en este caso -el de "La Orestíada" de Esquilo- es Apolo, quien salva a Orestes y declara que un juicio pondrá fin al baño de sangre de generaciones que ha plagado a la familia.

Pero, ¿cómo era la machina misma?

Porque aunque con el tiempo la frase se volvió metafórica, en la antigua Grecia era lo que su nombre indicaba: un dios en una máquina.

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Y alguien que sabe cómo era esa máquina es Konstantinos Kotsanas.

 La danza mágica
"La danza mágica", cuyo mecanismo hacía que se movieran las figuras de abajo. (Imagen cortesía del Museo Kotsanas de Atenas).

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