Las dudas en cuanto a los posibles efectos cancerígenos derivados de las ondas de radiofrecuencia que emiten los teléfonos móviles es un tema que genera debate… y que muchas veces plantea más preguntas que respuestas.
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¿Hasta qué punto son peligrosas este tipo de ondas? ¿Corremos el riesgo de desarrollar tumores por usar el celular de manera constante? ¿Qué debemos hacer para evitarlo?
Los científicos llevan años estudiando este fenómeno y publicando estudios que no parecen tener una conclusión determinante.
Pero lo que sí sabemos es que las ondas de radiofrecuencia son una forma de radiación no ionizante, menos potente que la ionizante, que se desprende de los rayos X o ultravioleta y que es capaz de romper enlaces químicos en nuestro ADN.
La Sociedad Americana Contra El Cáncer (ACS, por su sigla en inglés) explica en su sitio web que "la inquietud se concentra en si los teléfonos celulares podrían incrementar el riesgo de desarrollar tumores en el cerebro o en la región de la cabeza y cuello".
Y aunque afirma que las ondas emitidas por los celulares "no son lo suficientemente intensas como para ocasionar daños en el ADN de forma directa o calentar los tejidos corporales", también dice que "no está claro cómo los teléfonos celulares podrían causar cáncer" y que hay estudios que respaldan esa idea, aunque por ahora no tienen suficiente evidencia.