Por unos infinitos segundos, Marco Rubio, el senador republicano por Florida, pareció no saber qué responder.
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Cameron Kasky, uno de los sobrevivientes del tiroteo que dejó 17 muertos en la escuela Marjory Stone Douglas, le preguntó al senador en la noche del martes si seguiría aceptando dinero de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el controvertido lobby que defiende el derecho a tener armas en Estados Unidos.
Rubio, que está entre los principales políticos señalados por recibir grandes donaciones de la agrupación, bajó la cabeza, sonrió, caminó por el escenario…
Sin dar una respuesta clara, alegó que apoyaba la Segunda Enmienda (la norma que consagra el derecho a tener armas de fuego), como también lo hacían las personas que apoyaban su agenda y al ser confrontado de nuevo por el estudiante, respondió que no rechazaría una nueva contribución.