Los libros guardan historias que no están escritas en sus páginas: más bien quedaron impregnadas en ellas. Y ahora, una nueva tecnología promete revelarlas.
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Los historiadores usualmente exploran los manuscritos antiguos o modernos para desentrañar el significado de lo que está escrito y para comprender el contexto en el que se escribieron.
Pero un equipo de especialistas está estudiando lo que los autores dejaron en los tomos más allá de las palabras.
"Apenas empiezas a escribir en tu libreta de notas, tu cuerpo empieza a interactuar con el papel, pues la piel de todos los seres humanos tiene sudor, saliva, diferentes aceites, microbios, etcétera", le explica a BBC Mundo el físico e inventor Gleb Zilberstein, uno de los desarrolladores de la tecnología.
"Dejas (en el papel) una especie de huella digital repleta de información".
Es por eso que lo que su equipo estudia no es lo escrito, sino el medio en el que el texto fue grabado —ya sea papel, pergamino, panel de madera, tela, lienzo y similares—, para extraer datos invisibles.
La sorpresa del maestro y Margarita
El descubrimiento de este nuevo método ocurrió fortuitamente.
Fue cuando el equipo de Zilberstein trataba de eliminar los ácidos del manuscrito original de "El maestro y Margarita", una de las novelas más destacadas del siglo XX que cuenta la visita del diablo a la Unión Soviética.