El Salvador se despertó este miércoles con la noticia de que todo está listo para la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero.
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El papa Francisco firmó en Roma el decreto del milagro por intercesión del que muchos ya llamaban "San Romero de América", asesinado en plena misa por un escuadrón de la muerte en marzo de 1980.
Y la noticia la celebran la mayoría de los salvadoreños, aunque muchos también sientan que, en cierta forma, lo hecho por el pontífice es un mero trámite.
Por su parte, aunque se sienta honrado, su hermano Gaspar muy probablemente también se siga sintiendo indigno: después de todo, ser pariente de un santo no le ocurre a cualquiera.
BBC Mundo habló con el telegrafista jubilado en su casa de San Salvador el año pasado, y le preguntó sobre su relación con monseñor Romero, su inminente canonización y su legado.
Esto fue lo que dijo entonces el menor de los siete hijos del matrimonio entre Santos Romero y Guadalupe Galdámez.
¿Cómo fue su relación con monseñor Romero?
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Como cualquier hermano. A veces de amistad, a veces de distancias. Cosas de cipotes.
¿Tenía discrepancias con él?
No. Fuimos una familia común y corriente