La noticia tomó al mundo por sorpresa, con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, declarando que había llegado "como un milagro".
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Pero el adjetivo que mejor describiría el futuro encuentro entre Donald Tump y Kim Jong-un que fue anunciado el jueves es, sin duda, "histórico".
Después de todo, nunca antes un presidente de Estados Unidos en ejercicio se ha reunido con el líder de Corea del Norte y, técnicamente, los dos países están en guerra desde 1948.
Pero además el anuncio se produce justo cuando las relaciones entre ambas naciones atraviesan uno de sus momentos más bajos y cuando más realista parece la amenaza de una confrontación nuclear.
"El (significado de esto) casi puede ser comparable con el encuentro entre el presidente Nixon con el líder chino Mao, aunque en menor grado", le dijo Michael Madden, analista del Instituto Coreano-estadounidense de la Universidad Johns Hopkins, a la BBC.