Internet es muy distinto a una célula. La primera tiene que ver con conexiones por cable o inalámbricas y la segunda con moléculas y reacciones químicas. Sin embargo, hay algo que los iguala: comparten la misma arquitectura.
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Eso es lo que defiende el paradigma de las redes sin escala, acuñado en 1999 por Albert-László Barabási y sus colaboradores de la Universidad de Notre Dame de Indiana, en Estados Unidos.
Se trata de uno de los principales conceptos de la ciencia de redes, que propone analizar los sistemas complejos desde el punto de vista de las relaciones entre los elementos que los conforman y no solo a partir de sus componentes individuales.
De acuerdo a su definición, una red sin escala es aquella en la que unos nodos concentran muchísimos enlaces y la mayoría, en cambio, muy pocos. Esto se debe a una fórmula llamada ley de potencias.
Y según Barabási a ese esquema responden muchos sistemas, a tal punto que es una especie de principio universal de organización.