La muerte este martes de tres soldados ecuatorianos que realizaban labores de patrullaje cerca de la frontera con Colombia no fue para algunos una sorpresa.
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Y es que el 27 de enero pasado un coche bomba explotó cerca del comando de policía de San Lorenzo, la pequeña capital del cantón del mismo nombre que desde entonces ha sido escenario de varios enfrentamientos y ataques.
Las autoridades ecuatorianas venían de asestarles algunos golpes importantes a los grupos armados dedicados al narcotráfico que operan a los dos lados de la frontera.
Y la gigantesca explosión -que afectó más de 100 viviendas y dejó decenas de heridos- dejó en claro que esos grupos no pensaban quedarse con las manos cruzadas.
"Se trató de un hecho inédito, que marca un hito diferenciador con lo que había ocurrido en el pasado (en la zona fronteriza)", asegura Daniel Pontón, el decano del Centro de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) de Ecuador, que tiene su sede en Quito.
"No significa que el conflicto colombiano o la violencia vinculada al narcotráfico no se hubieran hecho sentir antes (en el lado ecuatoriano). Pero el uso de explosivos de alto impacto contra un cuartel… Eso nunca había pasado", le dice a BBC Mundo.