Sara Winter siempre ha tenido y ha dado a conocer sus opiniones.
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Como activista, Winter se ha encadenado en público para protestar en contra de la violencia sexual.
Se autodenomina como "la feminista de más alto perfil en Brasil".
Lo cierto es que Winter llama la atención. Tiene el cabello teñido de rubio, tatuajes y un particular sentido de la moda.
Pero lo que más llama la atención es la insignia que lleva pegada en el pecho. Es un dibujo de una calavera con un cuchillo y cruzada por dos pistolas.
"Es mi organización policial favorita, Bope", dice, orgullosa, refiriéndose al logo del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Brasil.
"Ellos suben a las favelas y matan a los tipos malos. Ellos arriesgan su vida todo el tiempo para salvar a la gente de Río de Janeiro".
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Ciertamente no es el comentario que uno espera escuchar de boca de una activista que se hizo conocida por sus posturas liberales. Pero es que la ideología política de Sara ha cambiado en los últimos años.
"Segunda oportunidad"
Sara tuvo un aborto y, seis años después, se quedó embarazada nuevamente. Entre ambos embarazos, ella retomó su fe en la Iglesia católica y sus visiones sobre el aborto -y la política- cambiaron de forma radical.
"Estoy feliz porque siento que Dios me dio una segunda oportunidad para ser mamá", señaló.
"Yo decidí volver a la Iglesia y me di cuenta que puedo ayudar más a las mujeres con políticas conservadoras que con el feminismo".
Y añadió: "Pasé cinco años como la feminista más popular de Brasil y no hice nada por las mujeres. Pasé todo ese tiempo hablando sobre el aborto, legalizar las drogas y el comunismo, y lo consideré una forma de empoderarme a mí misma".