"Chile no está acostumbrado a los inmigrantes negros. Las personas se preguntan por qué tantos haitianos, creen que vamos a cambiar el país. Y nadie se pregunta si ese cambio podría ser para bien".
Eso opina Wadner Maignan, un hatiano que llegó a Chile en un intercambio universitario y en la actualidad trabaja como mediador intercultural en el Servicio Jesuita de Migrantes, una fundación que acoge a inmigrantes provenientes de su país.
Maignan denuncia que la discriminación ha ido en aumento a medida que ha ido creciendo la inmigración afrocaribeña.
La misma discriminación que expertos y representantes de la comunidad haitiana achacan al nuevo proyecto de ley de migración anunciada por el presidente, Sebastián Piñera, junto a otras medidas administrativas.
Con sólo siete días de anticipación, el presidente chileno dijo que a partir del 16 de abril, quienes provengan de Haití deberán tramitar en el consulado chileno en su país una visa turista que durará 30 días, "sin propósito de inmigración, residencia o desarrollo de actividades remuneradas".
Quienes desde el país caribeño deseen trabajar o buscar ayuda humanitaria, deberán optar a una visa especial.
La medida contrasta con los anuncios en torno a Venezuela, donde en cambio se podrá tramitar una visa especial "de responsabilidad democrática" que se podrá extender hasta un año prorrogable a dos.
En un Facebook Live de poco más de 13 minutos, el presidente Sebastián Piñera explicó un día después del anuncio el espíritu de las medidas.
"No podemos permitir que sigan ingresando a Chile, en cantidades de cientos de miles, personas que empiezan no respetando nuestra Ley de Migraciones, porque vienen pretendiendo ser turistas y no son turistas, y muchas veces son abusados y explotados por verdaderas mafias de tratas de personas", dijo el mandatario.