Un día después del inicio de unas protestas sin precedentes en el gobierno de Daniel Ortega, no fue él sino su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo, quien dio la primera versión del gobierno sobre lo que sucedía.
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En una comparecencia excepcional al filo de la medianoche del pasado jueves, Murillo denunció "crímenes de odio" y llamó "vampiros que reclaman sangre" a los manifestantes que en ese momento seguían en las calles para rechazar las polémicas reformas al sistema de pensiones y del seguro social.
Aquel día terminó con la muerte de tres personas. Finalmente, el saldo de casi una semana de disturbios subió a al menos 30, según varias ONG.
El protagonismo de Murillo en aquella jornada llamó la atención de muchos, que se preguntaban dónde estaba Ortega en medio de aquella crisis.
El presidente no hizo su primer discurso público hasta el sábado, y de nuevo un día después para revocar las medidas aprobadas por decreto.
Pero las marchas contra el seguro social habían ido ya más allá y se habían generalizado como protestas por la violencia y dureza de la represión de la policía.
En Nicaragua, sin embargo, no sorprendió que Murillo fuera quien diera la cara. Ya incluso cuando era solo primera dama, la población más crítica daba por hecho que es ella -y no su marido- la auténtica mandataria al frente del gobierno.
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También por ello no es casualidad que los conocidos como ‘Árboles de la vida’, gigantescas figuras de metal colocadas en Managua por iniciativa de Murillo, hayan sido blanco de algunos manifestantes que acabaron por derribarlos estos días.
Simpatizantes sandinistas, sin embargo, consideran normal su protagonismo en calidad de vocera del gobierno y justifican sus cotas de poder en la libre decisión del presidente de delegar cuantas funciones considere en su vicepresidenta.
Su papel en la crisis
Los críticos responsabilizan a las primeras comparecencias de Murillo como una de las causas de que las manifestaciones iniciales contra la seguridad social acabaran transformándose en grandes protestas contra el gobierno.